Si lleva haciéndolo desde siempre, ¿por qué no habría de continuar por ese camino? La suya es una de las fortunas más grandes del mundo, mientras que su país es uno de los más pobres. Pero los países democráticos, esos que atacan a Libia, para defender a la población de su dictador Gadafi, no tienen empacho en defender a Mohamed.
Hay que decir Mohamed VI, porque si se le quita el numeral se le falta al respeto, pero ¿cuándo ha respetado él a los marroquíes o a los españoles? Los marroquíes piden democracia, o sea que se les respete, y los españoles también exigimos respeto, aunque el gobierno español no se lo sabe explicar adecuadamente, más bien le tolera y consiente a Mohamed sus desplantes y agravios. Es incomprensible.
Mohamed le ha visto las orejas al lobo, no precisamente porque los marroquíes hayan salido a la calle, que su policía está preparada para reprimir esas cosas, sino porque el ejemplo de lo que ha ocurrido en otros sitios puede dar ánimos a los manifestantes y llevarles a resistir mucho más de lo habitual. En otras palabras: el miedo se le ha metido en el cuerpo a Mohamed. Ha hecho cambios, ha “democratizado” Marruecos. Ha cedido poder. Lo que ocurre es que tenía tanto que podía regalar bastante. Tal y como han quedado las cosas, sigue controlando la situación. Pero espera que los marroquíes piquen en el anzuelo y se calmen. Muchos periodistas españoles se han puesto a aplaudir a Mohamed. No se sabe por qué. Los marroquíes pedían democracia y siguen sin ella. ¿Qué es eso de que Mohamed ya no es sagrado? Apoyar o aplaudir a Mohamed es inmoral. Quienes lo hacen deberían ir a las cárceles de Marruecos a disculparse ante los presos políticos. Pero apoyarlo siendo español es peor todavía.
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