miércoles, 27 de julio de 2011

Ángel Colom ante el juez

Se conoce que recibió un importe de Félix Millet, que puede ser de 75000 o de 150000 euros, según logre determinar el juez, si es que se aclara, porque después de tantos años, decenios mejor dicho, que llevaban las cuentas en cuestión yendo a su aire, parece difícil que se logre aclarar totalmente el asunto.
Sorprende, por otra parte, la tranquilidad con que se toma este asunto. Algunos han dejado de saludar a Millet y ya está. A la luz del tratamiento que se le da a este caso, lo de Francisco Camps puede considerarse como un acoso en toda regla. Para comenzar, el dinero que ha recibido Ángel Colom, y él propone ahora devolver 75000 euros, procedía de los impuestos. Es un acto corrupto. ¿De dónde pensaba Colom que sacaba Millet el dinero? ¿Pensaba acaso que lo pagaba de su bolsillo? ¿Tenía la suficiente confianza con él para poder suponer eso?
La financiación de los partidos políticos, y sobre todo si procede del dinero público, ha de ser clara y transparente. No es necesario decir más.
Además de todo esto, las cuentas públicas han de ser objeto de permanente control. Incluso en el supuesto de que la persona encargada de gastar un dinero procedente de los impuestos sea de absoluta confianza, hay que fiscalizar las cuentas, por respeto a los contribuyentes.
Sorprende que los medios catalanes hayan sido tan duros y tan irónicos con Francisco Camps y que callen con algo que les pilla más de cerca. ¿Por qué no piden la dimisión de todos los encargados de vigilar las cuentas del Orfeó Català?
Que se sepa, no ha dimitido nadie más que el propio Millet, nadie se ha sentido obligado a acompañarle en esta decisión, y nadie, ni siquiera el cuarto poder, tan necesario en la democracia, ha exigido responsabilidades a la clase política catalana, que lo ha ido consintiendo a lo largo del tiempo.
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