lunes, 15 de abril de 2013

De Maduro y otras cosas

Es de común dominio que ante cierto sector se puede criticar abiertamente a Margaret Thatcher, pero no se puede hacer lo mismo con Hugo Chávez. Los “demócratas” son así. Hay otros demócratas, pero éstos no cuentan. No están en la senda “buena”.
La cuestión es que en las elecciones de Venezuela ha ganado un Maduro, que tiene algo que ver con Chávez, y las ha perdido Capriles, que tiene menos que ver. El margen ha sido muy estrecho, tanto que Capriles piensa que le han hecho trampa. No sabe la suerte que tiene. Para Venezuela es una catástrofe que haya ganado Maduro, ese que proclama que le gustan las mujeres, cómo si eso fuera un mérito. Cualquier día saldrá uno que dirá: ¡Oiga, que a mí me gustan los mejillones! Estos tipos tan arbitrarios y manipuladores pueden obtener muchos votos, pero que hagan algo en beneficio de la sociedad es francamente difícil. Capriles parece ser más humano y más dotado de sentido común, pero si hubiera ganado el panorama que hubiera tenido ante sí hubiera sido, metafóricamente hablando, y salvando todas las distancias, similar al que se encontró Rajoy.
Que conste que no estoy de acuerdo con el presidente español y que tampoco lo estaba cuando era oposición y que nunca he esperado nada de él. Sin embargo, me choca que quienes se esforzaban en comprender las cosas que hacía Zapatero y ponían mucho empeño en convencer que el recorte de sueldo a los funcionarios era lógico y correcto, ahora se ensañan con el dirigente popular.
O sea, que algo así podría ocurrirle a Capriles, si hubiera ganado y tuviera que resolver la papeleta que se le plantea al nuevo gobierno venezolano. Maduro acabará de hundir a Venezuela y una vez enterrado el chavismo será el momento adecuado para que personas responsables tomen las riendas del país.

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