domingo, 14 de abril de 2013

La fea reforma del CGPJ

Durante aquel tiempo en que gobernó Felipe González y que alguien dio en llamar Felipato, hubo quien pensó que los jueces eran, en su mayoría, conservadores mientras que la sociedad era de izquierdas, como lo demostraba el voto masivo que había recibido el PSOE.
Esa fue la excusa para empeorar lo que estaba mal. Trataron de convencer a la opinión pública de que querían adecuar la realidad de los jueces a lo que imperaba en la sociedad, cuando en la práctica se trataba de tenerlos bajo control. Esto último también le gusta al PP, hasta el punto de que el ahora ministro de Justicia, pretende dar una vuelta de tuerca más en este sentido. Desea tener más controlados a los jueces aún.
Que el poder judicial ha de ser totalmente independiente es incontrovertible. Sin justicia no hay democracia, y si la justicia no es independiente, no es justicia.
Hay una propuesta que consiste en que los miembros del CGPJ sean votados por los jueces y fiscales. No le gusta a Gallardón, y a mí tampoco, pero por motivos distintos. A él, porque se constituiría en un poder independiente y a mí por el riesgo de que se convirtiera en una casta endogámica, que podría imponer su particular modo de interpretar las leyes.
Hay otra propuesta, a mi criterio infinitamente mejor, que procede de García-Trevijano o de su entorno, que consiste en que sean votados por jueces, fiscales y funcionarios de justicia. En estos últimos está la clave. Son muchos, no se puede garantizar que sean mayoritariamente de derechas o izquierdas, y conocen perfectamente el funcionamiento de la justicia y la predisposición de los jueces.
Dicen que Gallardón es muy inteligente y no entiendo en qué se basan. Ese intento suyo de controlar a los jueces viene a demostrar que tiene muy poca cabeza. Un régimen oligárquico siempre acaba colapsándose. El que le cobija a él y sufrimos la mayoría ya está en las últimas.

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