sábado, 6 de abril de 2013

Olvidar a Olvido

Dice el clásico que un caballero no alardea jamás de sus conquistas y que una dama no debe dejarse seducir por quien no sea un caballero. No es el caso de Olvido.
Alguien propagó, con aviesas intenciones, material suyo. Lo primero que vio ella fue la cara B, la cruz de la moneda, y acusó el golpe. También se habían sumado otros al intento de hacer daño. Y Olvido pensó en dimitir y estuvo muy apesadumbrada durante algún tiempo. Pero la moneda se fue poniendo de canto y ella empezó a rodar con más tranquilidad. Ya veía posible rehacer su situación y se quejaba del daño que todo lo ocurrido podría hacer a sus hijos. Dejaba ver su lado responsable.
Finalmente, la moneda que iba rodando de canto cayó y esta vez dejaba ver la cara A. Quienes quisieron hacerle daño tuvieron que admitir asombrados que le hicieron un favor. Las posibilidades de ganar dinero se suceden. Y Olvido las aprovecha. Su figura despierta mucho morbo. Ahora es una estrella del erotismo. Ya no hay problema con lo que puedan pensar sus hijos. Según parece, no es lo mismo ver un vídeo, que ver un programa de televisión, o comprar la revisa Interviú.
Por cierto, se puso mucho empeño en retirar el vídeo de la red. Ya se ve que ese empeño, quizá, fue excesivo.
Y ahora que ella ha conseguido la fama, y disfrutará al pensar lo contrariados que estarán sus enemigos, llega la otra parte. Quizá llegue el momento en que le dé por pensar que el nombre que le impusieron fue el más adecuado. El paso del tiempo es suficiente para que los encantos naturales de una persona declinen, cosa que sienta muy mal a una parte de la población. Quizá, más adelante gaste en la cirugía estética el dinero que pueda ganar ahora, para que no la olviden.

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