jueves, 18 de abril de 2013

Recetas que caducan

Una de las malas consecuencias de la situación en que vivimos y de la que se habla menos es la de las recetas que caducan porque sus dueños no pueden pagar la aportación.
Este punto es peor que el de las hipotecas, puesto que nadie enferma voluntariamente. Algunos se lanzaron muy alegremente a comprar una casa, sin ser conscientes del riesgo en que incurrían y sin que nadie se lo hiciera ver tampoco. Las entidades financieras creían que jugaban con ventaja y al final se ha visto que también metieron la pata, puesto que se han ido muchas a pique y los bancos han sufrido un severo correctivo en bolsa del que están lejos de recuperarse, desmintiendo así a los periodistas interesados que nos quieren hacer creer lo contrario.
No conviene olvidar que en esas entidades financieras que concedieron gran número de hipotecas, creyendo que jugaban con ventaja, tenían en sus Consejos de Administración a representantes de casi todos los partidos y sindicatos.
Como consecuencia de todo ese desmadre, al que hay que añadir el de la construcción de autovías por las que no circula casi nadie, líneas de AVE que jamás serán rentables, muchos más aeropuertos de los necesarios, polideportivos y piscinas municipales, etc.
Toda esa serie de despropósitos llevada a cabo sin tener en cuenta que hay gente desprotegida que podría pagar las consecuencias ha dado como resultado que mucha gente ya no pueda ni siquiera costearse los medicamentos que necesita. Sin olvidar los medicamentos que ya no están incluidos en la Seguridad Social porque dice el ministerio que “no son necesarios”. Sí que son imprescindibles.
Y nadie se siente culpable y luego la justicia absuelve, por un asunto menor, a uno de los derrochadores y parece que tengamos que pedirle perdón. Es que el derroche no está penado por la ley. Si se pudiera juzgar a todos los que han emprendido obras que no eran necesarias no se reirían tanto esos tipos.

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