lunes, 29 de abril de 2013

Un cardenal catalanista

El propio hecho de que exista un cardenal catalanista, o andalucista, o españolista, denota la degradación de la Iglesia Católica. No digo que se haya degradado ahora, sino que ese detalle viene a ser una prueba más.
Existen los cardenales nacionalistas, como desgraciadamente venimos comprobando en España. Y si no nos hubiéramos dado cuenta, bastaría con saber que alguien tan zangandungo como Mas lo está buscando para saber que ha de existir. Y el Vaticano lo consiente. En otras cuestiones está muy atento y regala la excomunión sin pensárselo dos veces. Uriarte, por citar a uno de los clérigos que lo han merecido, todavía no ha sido excomulgado.
Mas encontrará a su cardenal, y si no lo encuentra la Curia le dará pistas, o convencerá a alguno para que se haga catalanista, la cuestión es llevarse bien con el poder.
Hay curas y cardenales, muchos o casi todos, dispuestos a saltar con presteza en cuanto se habla del aborto o la homosexualidad, pero hacen la vista gorda en lo que se refiere al nacionalismo, la más egoísta de todas ideologías; la más racista, excluyente y dictatorial. No se sabe qué tiene que ver eso con la doctrina católica, salvo que se atienda a lo que recomendaba aquel cura: ¡Haced lo que os digo y no lo que hago!
Y hay curas trabucaires que han escondido etarras en la iglesia o que se han negado a oficiar un funeral por una víctima de Eta, y la Curia se ha quedado mirando a La Meca y el papa se ha ido a pasear en su papamóvil, que debe de ser muy cómodo.
Hay clérigos que escriben tesis y todo, en las que lo principal es el odio al resto de España, y ahí están, en lo alto del campanario sin que nadie les haga bajar. Ahora bien, en cuanto digan algo en favor de los homosexuales se van a enterar de lo que vale un peine.
También puede ocurrir que eso de que Mas imitara a Moisés, pero mejor peinado, le granjee simpatías entre los altos clérigos.

No hay comentarios: