martes, 2 de abril de 2013

Los jueces no pueden remediar todos los males

Por supuesto que no. Ni siquiera en una situación ideal podrían, porque son humanos y, por tanto, sujetos a error, y porque en el caso de que no se equivocaran nunca no podría haber bastantes jueces para resolver todos los problemas que se presentan a diario.
Se supone que los ciudadanos debemos resolver por nuestra cuenta todos los problemas que podamos, dejando el recurso a la Justicia para los casos más difíciles. Pero ya de entrada tropezamos con un problema irresoluble por los jueces y por los contribuyentes: Llamar ciudadano a un español de a pie es un eufemismo; lo de contribuyente le viene mejor. Y, por si faltara poco, ese señor al que Rajoy, no se sabe muy bien por qué, nombró ministro de Justicia, ha puesto unas tasas que incitan directamente al conformismo. A uno le dan una hostia, pues nada, se conforma, no vaya a ser que encima lo desvalijen.
Pero no son las tasas lo peor que tiene la Justicia española. Lo de Justicia también puede ser tomado por un eufemismo. Se ha dicho que al PP le interesa más que sea Gómez Bermúdez, en lugar de Ruz, quien se haga cargo de los papeles de Bárcenas, porque al ser más ambicioso es más manipulable.
Y esa es la cuestión que falla, la independencia de los jueces con respecto al poder político. Si la Justicia no es totalmente independiente y tiene sus propios presupuestos determinados por ley y administrados por sus propios órganos de gobierno, no puede haber ciudadanos, sino contribuyentes, porque para que alguien se pueda considerar ciudadano ha de ser igual que los demás ante la ley. Y no es así en España, en donde el Poder Ejecutivo lo tiene todo bajo control, y los muy ricos tienen más fácil acceso a los ministros que los contribuyentes de a pie.

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