miércoles, 24 de abril de 2013

Ana Botella y las leyendas urbanas

Dice la alcaldesa de Madrid que las informaciones que circulan en la red sobre el ayuntamiento que preside no son ciertas y las tilda de leyendas urbanas. Es posible que tenga razón, pero también es cierto que las instituciones españolas, con su sistemática ocultación de datos, fomentan este tipo de cosas.
No he visto en ese blog suyo que Ana Botella explique si aquel episodio de la peluquería también es leyenda urbana, ni si es preciso que en el ayuntamiento haya todos esos asesores que ha reconocido que hay.
Quizá sea también una leyenda urbana que en Estados Unidos, el odiado Imperio según algunos, basta con pedir una factura en algún organismo oficial para que la muestren inmediatamente. Y aquí estamos todavía sin ver las facturas del Gürtel, las facturas, o lo que sea, del Faisán, las facturas de Millet, o el origen de las fortunas de los Pujol. Lo de Mas es más cutre, incluso. Sin ese oscurantismo que caracteriza a la clase política española no se hubiera podido producir lo de los ERE de Andalucía.
El caso Gürtel ha dado lugar a actuaciones tan vergonzosas como la que se cuenta en el blog La honestidad tiene precio. Los dirigentes del PP que posean un mínimo de decoro deberían tomar cartas en el asunto. ¿Cómo puede ser que ocurran estas cosas? Sin embargo, todo apunta a que imperará la ley del silencio. Ya se sabe que el miedo guarda la viña y el que más y el que menos teme perder su bicoca.
Lo dicho para el PP vale para los demás partidos, sindicatos y organismos subvencionados con dinero público, o sea, con dinero surgido mayoritariamente del sudor de los trabajadores, por lo que deberían tener mucho cuidado con lo que hacen con él.
Si Ana Botella se cree que podrá luchar contra eso con el blog, va lista. Ahora bien, si lo que pretende con el blog es entretenerse, tendrá materia.

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