Quienes no estamos muy conformes con muchas de las decisiones del gobierno lo tenemos crudo a la vista de las alternativas que se ofrecen. El PP ha decidido boicotear al grupo Prisa porque Jesús de Polanco ha dicho que le da miedo que alcance el poder. Con esta actitud le ha ido a dar la razón, puesto que si estando en la oposición le hace boicot, ¿qué le haría si gobernase? No me inspira mucha simpatía el dueño de Prisa, aunque tampoco puedo decir que quienes le hacen la competencia sean mejores. Pero los intentos del PP para contrapesar el poder de Polanco nos han costado caros a los españoles.
Había dicho que no estoy muy conforme con el gobierno. Me gustaría ver en la cárcel a Otegi y a sus amigos. Y si no se les pudiera encerrar, por lo menos verlos sin apoyos explícitos ni implícitos, ni solapados ni de ningún tipo. Me gustaría que se hiciera lo posible para aislar y dejar sin apoyos a los terroristas, sin que esta acción conllevara ninguna contrapartida. También me gustaría que hubiera menos crispación y que las decisiones de Estado se tomaran por consenso. Pero nada de esto parece que pueda ser posible en la actualidad. La clase política piensa que los ciudadanos no somos más que instrumentos suyos, con los que alcanzar el poder y llevarnos por la senda buena, que ellos saben cuál es. Veamos a Rajoy:
- Es que Polanco ha dicho que el PP le da miedo.
- ¡Pues demuéstrele usted que está muy equivocado y que no tiene nada que temer!
Hay cosas que parecen obvias y a lo mejor no lo son. A mí no me gusta que me tengan miedo y si alguien me lo dice o le noto que le ocurre, me pregunto inmediatamente por los motivos que puede tener, por si fueran fundados.
Tratar de sofocar a alguien por la fuerza no viene a indicar firmeza en las convicciones democráticas precisamente. Y sí que pone de manifiesto el férreo control sobre el partido.
Había dicho que no estoy muy conforme con el gobierno. Me gustaría ver en la cárcel a Otegi y a sus amigos. Y si no se les pudiera encerrar, por lo menos verlos sin apoyos explícitos ni implícitos, ni solapados ni de ningún tipo. Me gustaría que se hiciera lo posible para aislar y dejar sin apoyos a los terroristas, sin que esta acción conllevara ninguna contrapartida. También me gustaría que hubiera menos crispación y que las decisiones de Estado se tomaran por consenso. Pero nada de esto parece que pueda ser posible en la actualidad. La clase política piensa que los ciudadanos no somos más que instrumentos suyos, con los que alcanzar el poder y llevarnos por la senda buena, que ellos saben cuál es. Veamos a Rajoy:
- Es que Polanco ha dicho que el PP le da miedo.
- ¡Pues demuéstrele usted que está muy equivocado y que no tiene nada que temer!
Hay cosas que parecen obvias y a lo mejor no lo son. A mí no me gusta que me tengan miedo y si alguien me lo dice o le noto que le ocurre, me pregunto inmediatamente por los motivos que puede tener, por si fueran fundados.
Tratar de sofocar a alguien por la fuerza no viene a indicar firmeza en las convicciones democráticas precisamente. Y sí que pone de manifiesto el férreo control sobre el partido.
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