Tony Blair se ha enfadado con los medios, aunque los que de verdad le molestan son los de Internet. Se conoce que con la prensa tradicional las cosas eran más fáciles. A unos medios los podía tener a favor, más o menos incondicionalmente, y con los otros podía llegar a acuerdos realistas. Los columnistas de la prensa de papel pueden permitirse grandes altibajos en sus artículos, en la seguridad de que se va a vender el mismo número de ejemplares y quienes compran el periódico no tienen otra opción que la que se les ofrece en sus páginas. En cambio, el lector por Internet tiene un gran número de posibilidades a su alcance. El que ayer le pareció bueno o interesante hoy ya no le atrae. La búsqueda de lectores provoca una gran tensión y cada uno la resuelve a su manera. Hay quien prefiere seguir fiel a su línea y quien recurre a lo que sea, con tal de llamar la atención. Lo mejor que ha traído Internet es el soplo de libertad, aunque este es un concepto, como tantos otros, que muchos no tienen claro. En la red se puede encontrar, como en la vida real, lo mejor y lo peor. Y como en la vida real cada uno encuentra lo que busca. Quizá sea posible establecer algún tipo de marco legal en cuanto a los contenidos de la prensa, yo eso no lo sé, pero lo que me parece evidente es que no se podrá torcer el rumbo que ha tomado. Cada medio tratará de atraer a los lectores a su manera, y quien no logra una audiencia mínima se queda sin la necesaria publicidad. La clase política no tendrá más remedio que adaptarse a los nuevos tiempos. Otra cosa que tienen los medios digitales es la interactividad con los lectores, que en una gran parte de ellos pueden dejar sus comentarios. Quizá a la prensa tradicional le esperen grandes cambios, puesto que su papel ya no podrá ser el de dar noticias.
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