lunes, 18 de junio de 2007

Digamos no

Un columnista de Las Provincias ha tenido la afortunada idea de sacar a relucir a Sócrates y de su artículo, que recomiendo leer, transcribo este párrafo:
Le dirá a Critón que “no se debe responder con injusticia, ni hacer daño a hombre alguno, ni aun en el caso de que recibamos de ellos un mal, sea el que fuere”.

La evolución es un hecho, pero quizá tenga distintas velocidades. Por ejemplo, en nuestro tiempo se premia y alaba a personajes, generalmente ricos, que con el ritmo de evolución que llevan tardarían miles de años en llegar al nivel de Sócrates. El dinero sigue siendo el dios más venerado.
En el mismo ejemplar del citado diario se cuenta que un hombre, enfadado porque su vecina de dos pisos más arriba le había ensuciado los cristales al regar las plantas, le vertió salfumán por debajo de la puerta, como venganza. Es decir, algunos no desentonarían si vivieran en Atapuerca.
También cabe catalogar como prehistórico a un personaje del que me da cuenta Marina Parés. El egoísmo, esa maldición cuando es exagerado, es una prueba de inmadurez y de retraso evolutivo. Hay personas, y este es el caso, que sólo piensan en sí mismas y para lograr sus objetivos no dudan en engañar, pisotear a los demás y usurpar lo que no les corresponde. Son capaces de aprovecharse del esfuerzo que otras personas han hecho para paliar el dolor de otros que sufren injustamente. Son lobos con piel de oveja. Hay que decirles que no. Son incapaces de darse cuenta de que si todos hiciéramos igual el mundo se habría acabado ya. Se burlarían de Sócrates si lo vieran y lo tildarían de idiota. Disfrutan bebiéndose la sangre dequienes han dado su vida por un mundo más justo. No se dan cuenta de que al inficionar asociaciones altruistas quitan la fe, o queman las esperanzas, de aquellos que las necesitan.

2 comentarios:

María Paz Díaz dijo...

Supongo que a esa conclusión se llega después de alguna evolución a la que aún no he llegado.

No sé decir no, me sale defenderme con uñas y dientes.
Lo contrario y ya lo siento, me resulta utópico.

Vicente Torres dijo...

El color del cristal:
Creo que a la gente evolucionada se la reconoce por su modestia, esa que demuestras tú misma, y quizá también por su espíritu de lucha.
Saludos