miércoles, 6 de junio de 2007

Fin de ciclo

El anuncio de ETA pone fin a un ciclo. Hacer de la lucha antiterrorista un arma electoral tiene estas cosas. Lógicamente, el fin de ETA coincidirá con algún partido en el poder, pero eso no significa que sea ese partido el que ha derrotado a la banda. La habrá derrotado la sociedad entera, con su sistema democrático, pese a los partidos. La habrá derrotado la confianza en las instituciones, la fe en la justicia. Y no lo habrá hecho antes dado el interés de los partidos por aprovechar en su beneficio la lucha contra la banda.
Pero no ha terminado sólo el ciclo del PSOE de Zapatero, sino también el de toda la política española. Las listas cerradas tuvieron motivo de ser en su tiempo, pero a estas alturas ya resultan anacrónicas y con su empeño en mantenerlas los partidos vienen a demostrar una vez más que piensan mucho en sus intereses y muy poco en el de los ciudadanos. La cuestión autonómica, dada la diversidad de España, parece bien ideada y mal desarrollada. Algunas competencias, como la de la sanidad o la del agua, jamás debieron ser transferidas. Si en algún momento alguna de las Comunidades Autónomas decidiera separarse de España, habría que cederle todas las competencias, pero mientras no ocurra así, hay pensar en el modo más racional de gestionar los recursos. Por lo que se lleva visto, en el caso de la Sanidad es imposible hacer un reparto justo de los fondos y en el del agua, asistimos al contrasentido de lo que viene llamándose “blindaje” de los ríos. Y a los recursos ante los tribunales en marcha. Habría que inventar el modo de convivir de modo civilizado, defendiendo sus intereses, sin dejar traslucir sus egoísmos de modo tan descarnado como en la actualidad. Habitantes de comunidades limítrofes que hasta hace poco se habían llevado bien, comienzan a odiarse. Habría de buscar el modo en que todos pudieran buscar el beneficio común. Conviene hacer los cambios necesarios para devolver la ilusión a las gentes.

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