lunes, 2 de julio de 2007

Educación para la ciudadanía

No voy a decir si la asignatura Educación para la Ciudadanía es buena o mala. No es esa la cuestión. Todos los gobiernos de España han hecho cosas bien y cosas mal. Si hubiera que discutir que cosas han hecho bien y cuáles han hecho mal, cada uno tendría su propia opinión, como es de rigor. Nos podemos quedar entonces con la idea de que el gobierno, que ha sido legítimamente elegido tiene la potestad de imponer esa asignatura. Naturalmente que la Iglesia tiene derecho a decir que esa medida le parece mal. De ahí a exhortar a los fieles a la objeción de conciencia y a la desobediencia civil va un abismo. Lo que hace la Iglesia con ello es emplear la fuerza de que dispone para someter a quien se le opone. Mal ejemplo da con ello. Utilizar el ascendiente que se tiene sobre la ciudadanía, o parte de ella, aparte de que supone el intento de manipular a esas personas, es usar el poder y ya se sabe que el poder corrompe. Podrían los obispos explicar lo que opinan y luego dejar que cada uno actúe según su conciencia o criterio. Empujarles a actuar en contra del gobierno no parece una opción cabal. Nada impide a los religiosos que atraigan a las gentes con su ejemplo. Si los niños que estudian en los centros religiosos fueran más caritativos, más educados, más dignos de confianza que el resto, la Iglesia ganaría mucho más a los ojos de la opinión pública que con todas sus protestas extemporáneas y sus rabietas mal disimuladas cada vez que los obispos creen que pierden alguno de los privilegios de los que han venido gozando.
Y no sólo los alumnos de los colegios religiosos deberían comportarse como se espera de ellos. Los obispos han perdido la oportunidad de demostrar su humildad y su respeto a los poderes públicos, elegidos democráticamente.

1 comentario:

Lazarillo en América dijo...

Yo apoyo a los obispos, lo cual siempre nos ha dado muy buen resultado....