Unidad de los demócratas

Pretende Zapatero la unidad de los demócratas. Frente a ETA, naturalmente. Pero eso se consigue en reuniones privadas y mejor sin bombo ni platillos. Cuando se explica públicamente en principio hay que pensar que las reuniones privadas han fracasado y que se intenta trasladar al contrario la responsabilidad del fracaso. Pero dada la patente animosidad que hay entre Zapatero y Rajoy, es dudoso que esos contactos privados se hayan producido. Y lo más probable es que ni siquiera se pretenda el consenso, que ya se da de antemano por imposible o no deseado. Se trata ent0nces de escenificar ante los ciudadanos, que son quienes pagan y desean el acuerdo, la obra teatral en la que resulta que el villano es el contrario. Ibarretxe aparecerá también, reclamando su protagonismo, para decir que contra ETA no vale todo. Cuando se explique con más detalle resultará que, según él, lo que no vale es la ley y lo que pretende es que se apliquen medidas ilegales. Por su parte, ETA no va a renunciar al protagonismo que se le viene regalando. Y mucho menos a los ingresos del impuesto revolucionario y en cuanto note a la gente reacia a pagar, volverá a dar miedo.
Si la unidad de los demócratas fuera posible y se hubiera llevado a cabo desde el principio, habría bastantes menos muertos. Pero esta unidad no sólo debería ser posible, sino obligatoria. Ningún partido democrático puede estar a favor del terrorismo. Hay un marco legal al que todos están obligados a ajustarse. Prueben a unirse todos dentro de ese marco legal, sin trompetas ni alharacas y si no resulta será el momento de probar otra cosa. Pero, como todo el mundo sabe, si de verdad se unieran todos los partidos en torno a esta cuestión y nadie tratara de sacar ventajas electorales, ETA duraría muy poco.

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