Creo que he dicho ya que el hecho de que Camps no quisiera jurar el cargo sobre la Biblia de las Cortes Valencianas puede deberse a que le inspira respeto. La suya es más sufrida, de ahí que se la hiciese llevar. Jurar sobre la Biblia oficial es un acto protocolario, en el que quienes juran todo lo más hacen intención de cumplir el juramento en lo que puedan (resulta curioso este “lo que puedan” en personas que adoran el poder).
Ahora ha nombrado senadora a la hija de Fabra y la respuesta que da a la que debe de parecerle una impertinente pregunta es que “reúne todos los derechos”. El pío presidente de los valencianos no se ha dignado a explicar los motivos por los que ha elegido a ella en lugar de a otros que también reúnen todos los derechos a ser senadores. Quizá tenga que confesarse por este pecado. Más difícil será que rectifique su decisión. Son muchos los que alaban a Adolfo Suárez. Difícil resulta encontrar a quien lo imite. Adolfo Suárez no se dejaba llevar por simpatías o antipatías, hizo ministro a quien anteriormente lo había criticado con dureza. Tampoco exigía la obediencia ciega, lo cual sabe todo el mundo. Camps, en cambio, no nombra a los consellers en función de los intereses de la población, sino de los suyos propios. No se sabe en qué versículo de la Biblia puede haber encontrado base en la que apoyarse para actuar de este modo. Camps tuvo más de una ocasión para pedir a algunos consellers que dimitieran, aunque sólo fuera para demostrar con ello el dolor del gobierno valenciano y su respeto por las víctimas. Sigue obrando ahora como si fuera un rey de la edad media, cuando sólo es un empleado de los valencianos. Ahora nos coloca a la hija de Fabra y nosotros tenemos derecho a pensar que éste lo tiene agarrado por algún lado.
Ahora ha nombrado senadora a la hija de Fabra y la respuesta que da a la que debe de parecerle una impertinente pregunta es que “reúne todos los derechos”. El pío presidente de los valencianos no se ha dignado a explicar los motivos por los que ha elegido a ella en lugar de a otros que también reúnen todos los derechos a ser senadores. Quizá tenga que confesarse por este pecado. Más difícil será que rectifique su decisión. Son muchos los que alaban a Adolfo Suárez. Difícil resulta encontrar a quien lo imite. Adolfo Suárez no se dejaba llevar por simpatías o antipatías, hizo ministro a quien anteriormente lo había criticado con dureza. Tampoco exigía la obediencia ciega, lo cual sabe todo el mundo. Camps, en cambio, no nombra a los consellers en función de los intereses de la población, sino de los suyos propios. No se sabe en qué versículo de la Biblia puede haber encontrado base en la que apoyarse para actuar de este modo. Camps tuvo más de una ocasión para pedir a algunos consellers que dimitieran, aunque sólo fuera para demostrar con ello el dolor del gobierno valenciano y su respeto por las víctimas. Sigue obrando ahora como si fuera un rey de la edad media, cuando sólo es un empleado de los valencianos. Ahora nos coloca a la hija de Fabra y nosotros tenemos derecho a pensar que éste lo tiene agarrado por algún lado.
1 comentario:
Esta fabra ha conseguido que la los cargos politicos sean hereditarios... con su hija que se prepara para ser la proxima presidenta de la diputacion, ya seran 5 los de su estirpe que ocupen dicho cargo consecutivamente.
Publicar un comentario