jueves, 12 de julio de 2007

Ermua

No hace falta esforzarse mucho para imaginar la angustia de Miguel Ángel Blanco y de sus familiares en el trance de esperar la muerte que le tenía que llegar inexorablemente. Más fácil todavía resulta recordar nuestra propia angustia, la que sentimos todos aquellos a quienes los etarras quisieron hacernos sentir su rabia enloquecida.
Todos sabíamos que Miguel Ángel iba a ser asesinado, porque no se puede esperar nada bueno de esas bestias inmundas.
Surgió entonces un sentimiento que vino a llamarse Espíritu de Ermua. Pero estaba claro que ese espíritu se iba a desvanecer con el tiempo. Algún directivo pneuvista lo vino a decir
así de claro. También los mismos etarras dijeron que las consecuencias de esos actos se ven una vez transcurrido suficiente tiempo. Si fijamos la vista, entonces, para comprobarlo, veremos que cada partido actúa según sus intereses electorales. El propio ayuntamiento de Ermua ha pedido al Foro Ermua que deje de utilizar ese nombre. No puede ignorar el ayuntamiento que no tiene derecho a hacer esa petición, entre otras cosas porque no se llama Foro de Ermua sino Foro Ermua. No puede arrogarse el ayuntamiento la propiedad del nombre. Hay que entender, pues, que lo que pretende ese ayuntamiento es desautorizar al foro, puesto que lo asimila al PP o, mejor dicho, a la política del PP en materia terrorista. Por su parte, el gobierno está llevando a cabo ahora mismo una política antiterrorista similar a la que reclama el PP, pero ni a este partido ni al del gobierno les interesa reconocer esta convergencia, pues ambos hacen, indebidamente, cuestión electoral de sus políticas antiterroristas. Menos aún le interesa al PNV, cuyo líder, Ibarretxe, dijo que contra ETA no todo vale. Como no se ha hecho nada ilegal contra la maldita banda, debe colegirse que lo que desea es que se tengan cierto tipo de contemplaciones con los asesinos.
Lo que procede es que todos los partidos recobren el Espíritu de Ermua, renuncien al electoralismo y se conjuren para acabar al terrorismo, aislando socialmente a sus seguidores y encarcelando a los criminales. Miguel Ángel vive.

1 comentario:

Anónimo dijo...

El dirigente del PNV al que hace alusión el artículo es Javier Arzallus Antía, y la frase que le dijo a Carlos Iturgaiz fue la siguiente:
"Ahora estamos juntos en la cresta de la ola, y me parece bien. Pero no te engañes; cuando todo esto pase volveremos a nuestro lugar"
Y el lugar del PNV es el apoyo a los asesinos de la ETA.