Dicen que los sueldos de los políticos deben tener sueldos dignos. El Periódico de Catalunya de hoy dice que más de un millón de catalanes cobra menos de 1000 euros al mes. En otros lugares de España la situación debe de ser mucho peor. De modo que hay cosas más urgentes que el sueldo de los políticos. Su situación, al menos en términos generales, no lleva a pensar en la angustia. Por otro lado, tampoco es obligatorio ser político, sino que se presume que quien se dedica a la política tiene otros modos de vida. Conviene tener presente que la función de los políticos es cuidar y mejorar el modo de vida de la gente, de modo que las cifras que da el Periódico de Catalunya, a partir de las cuales se deduce una situación catastrófica para mucha gente en el resto de España, demuestran que han fracasado. Los políticos españoles vienen fracasando aunque sea parcialmente, puesto que hay que reconocer que otros ciudadanos consiguen aumentar sus ingresos espectacularmente.
Ha dicho un alcalde, que se había asignado un sueldo considerable, que las nóminas debían ir en consonancia con la responsabilidad. Quien se fije en los “logros” de muchos alcaldes pensará en irresponsabilidad. A los ayuntamientos se les ha dado mucho poder, y así nos luce el pelo. Conviene recortarlo de inmediato y suprimir la Concejalía de Urbanismo. Las cuestiones que afecten al urbanismo deberían ser resueltas en instancias superiores y deberían ponerse de acuerdo los partidos políticos para arbitrar fórmulas en las que no cupiese la corrupción. Los sueldos de todos los políticos deberían ser establecidos de acuerdo con algún baremo, que proviniese de las Cortes Generales. Es sabido que hay alcaldes capaces de inflar los censos y que también son creativos si lo que hay que aumentar es el presupuesto del ayuntamiento. Más difícil les resulta en gran parte de los casos encontrar ideas para resolver los problemas reales.
Ha dicho un alcalde, que se había asignado un sueldo considerable, que las nóminas debían ir en consonancia con la responsabilidad. Quien se fije en los “logros” de muchos alcaldes pensará en irresponsabilidad. A los ayuntamientos se les ha dado mucho poder, y así nos luce el pelo. Conviene recortarlo de inmediato y suprimir la Concejalía de Urbanismo. Las cuestiones que afecten al urbanismo deberían ser resueltas en instancias superiores y deberían ponerse de acuerdo los partidos políticos para arbitrar fórmulas en las que no cupiese la corrupción. Los sueldos de todos los políticos deberían ser establecidos de acuerdo con algún baremo, que proviniese de las Cortes Generales. Es sabido que hay alcaldes capaces de inflar los censos y que también son creativos si lo que hay que aumentar es el presupuesto del ayuntamiento. Más difícil les resulta en gran parte de los casos encontrar ideas para resolver los problemas reales.
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