lunes, 23 de julio de 2007

Polanco

Con motivo de su muerte, se han escrito muchos artículos sobre Polanco. Los publicados en El País, laudatorios, como es lógico suponer. En otros medios ha habido más variedad. Quienes han pretendido ser más imparciales hubieran podido limitarse a transcribirla historia personal del interesado. Hay que reconocer, no obstante, que la literatura no viene mal puesto que ayuda a comprender las motivaciones de los hechos que se enumeran. No obstante, la biografía pone de relieve que lo propio del personaje es la búsqueda del poder. No en balde se decía que él que era un Poder Fáctico Fácilmente Reconocible. El poder corrompe, como es sabido, y el poder absoluto corrompe absolutamente, como se viene comprobando. El trato que el periódico de Polanco viene dando al PP y al PSOE prueba en ambos casos que se trata de un medio parcial y, por tanto, no respetuoso con el lector. Es evidente que un periódico ha de tener una línea editorial y la manifieste. Pero eso en modo alguno puede significar que los redactores de ese medio tengan que pensar que todo lo que hace un partido está mal y que lo que hace el otro está bien. Otra cosa que se infiere de ese modo de proceder es que el diario trata de influir en los lectores. Este detalle es una muestra más del escaso respeto al público. Nadie tiene derecho a tratar de modificar la conducta de los demás. Eso significa que quien lo intenta se cree perfecto o por lo menos mejor que aquél en quien se quiere dejar la impronta. Quien da su opinión ha de hacerlo pensando en que quien la reciba luego hará con ella lo que crea conveniente. Al final, cada uno es responsable de sus actos, así que inducir a alguien a que olvide esa responsabilidad no es sano. El País, a pesar de todas estas cuestiones, es el periódico más leído y entonces hay que reconocer que su calidad es mucha. Y también que quizá sus competidores cojeen del mismo pie.

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