La portada de El Jueves, que ya casi todo el mundo conoce, hace más burla de los príncipes que de la paga de 2500 euros. Ésta no parece más que un pretexto. ¿Hasta dónde puede llegar la libertad de expresión? La convivencia requiere que haya unos límites que no se deben rebasar. Sin límites se acaba la convivencia. La Corona española cumple una función. Quizá sus miembros no estén a la altura que se espera de ellos, que yo eso no lo sé. En cualquier caso, es evidente que son seres humanos y estén o no a la altura, la Corona sigue cumpliendo su papel. La cuestión es que lo que nos va mostrando la clase política no augura que con la forma republicana nos fuera mejor. Ni siquiera se puede afirmar que fuéramos a ahorrar dinero. Pensar en José María Aznar o en Felipe González, como presidentes de la República invita a desechar las ganas. De haberlo sido Leopoldo Calvo Sotelo, hubiera subido tanto su ego que a lo mejor nos hubiera perdido de vista. La Corona viene desempeñando su tarea y algunas de sus intervenciones han resultado providenciales para los españoles. Quizá los príncipes se estén riendo del chiste; si Leonor fue capaz de contarle un chiste sobre ella misma a Joaquín Sabina, también puede que se ría con eso. Pero también pensará que se debe a los españoles y desde punto de vista, debe de pensar otra cosa. Cabe reconocer también que de la Reina Doña Sofía nadie dice nada negativo, sino que todo son alabanzas. Y aquí tenemos otro motivo de júbilo, que invita a que deseemos que perdure la Corona. Sobre el chiste planea no obstante, el lado débil de la paga por tener niños. ¿Qué harían los príncipes con 2500 euros? ¿Qué harían los banqueros si la merecieran? ¿Qué harían los constructores? Si se da para fomentar la natalidad, no se puede dar a todos lo mismo. El chiste que pretende burlar a los príncipes acaba poniendo en entredicho al gobierno.
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