jueves, 25 de marzo de 2010

Venezuela, según lo previsto

Se sabe como acaban todos los países que han iniciado la aventura, o sea, la Unión Soviética, Cuba, etc., en la que Hugo Chávez ha embarcado a Venezuela, o sea, en la ruina total. No extraña, pues, que su situación sea la de emergencia eléctrica nacional. Pero la situación de emergencia no sólo es eléctrica, abarca muchos más campos, entre ellos el moral, puesto que el régimen de Chávez da cobijo a terroristas.
¿Por qué hay gente que a pesar de que sabe que ese camino conduce a la bancarrota y al sufrimiento extremo de los pueblos se empeña en seguirlo? Tampoco es ningún misterio. Hay gente dotada de un egoísmo enfermizo, que suele ir acompañado de un rencor extraordinario. Ambas cosas juntas hacen que quien las sufre no piense más que en cumplir sus propios designios. Venezuela tiene petróleo y los beneficios que le proporciona le podrían dar un margen de actuación, aunque lo más probable es que no pudiera escapar de la bancarrota sin cambiar de régimen. Pero Chávez emplea el dinero del petróleo para llevar el dolor y el sufrimiento a países ajenos al suyo. Algunos presidentes de la zona viven humillados a sus pies, y los que no lo hacen sufren afrentas e injerencias, cuando no la lacra del terrorismo.
Y este Chávez, cuyo país está en la bancarrota, puede permitirse el lujo de chulear a España. Si se deterioran las relaciones saldrá perdiendo España, dijo. O también: “la suerte que tuvo el Rey es que no le oí”. Moratinos ha dicho que el enemigo no es Venezuela, sino ETA. La cuestión, Moratinos, es que hay etarras en Venezuela y también que Chávez ha insultado a los jueces españoles y a España entera cuando se le ha hecho notar.
Mientras Hugo Chávez sea el presidente de Venezuela, el pronóstico para este país es muy malo.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Mientras esté Chavez como presidente de Venezuela, los países vecinos corren riesgo de irradiar su locura, de apoyar a los grupos terroristas y de intervenir en ellos. Los españoles no deben dejarse influir por sus posiciones nada democráticos.