Ante la evidencia de que a ETA le falta aire para respirar en estos últimos tiempos, de lo cual la gente puede y debe sacar conclusiones, el PNV se ha lanzado a lo que mejor saber hacer, que no es otra cosa que manipular, para sembrar la confusión. Poner a ETA y la alianza PSE-PP en el mismo nivel, al afirmar que ambas cosas son ruinosas para Euskadi es más que anti ético, es decididamente infame.
Quienes diseñaron sistema político español, al que engañosamente dieron el apelativo de democrático, otorgaron excesivos poderes a los partidos nacionalistas, abiertamente enemigos del Estado en cual se iban a encuadrar. Esos poderes que se les otorgaron tan irreflexivamente han sido exprimidos hasta el límite por sus beneficiarios. Ni era justo que se les otorgaran ni es noble que sean utilizados. Es ingenuo suponer que lo ignoran.
Además de ese excesivo poder el PNV ha contado con la ayuda de ETA. La banda terrorista ha contribuido de forma palpable y notoria al amedrentamiento de la sociedad vasca. Quienes querían vivir en paz ya sabían por qué camino tenían que ir. No se trataba tan solo de ir a votar sabiendo que muchos ojos vigilaban qué papeleta se había escogido, sino que también había que hacer frente al día a día, a medir cada palabra, no vaya a ser que alguien comience a sospechar.
El PNV tiene miedo a que la gente se acostumbre a ser libre, a que pueda expresar sus pensamientos sin temor, a que a la hora de ir a votar escoja, a la vista de todos, la papeleta que se le antoje.
Pero tanto el PNV como ETA están de mala suerte. El libro Vidas rotas está en la calle, con gran éxito de venta, y con la seguridad de que será un libro de consulta en los tiempos venideros.
Quienes diseñaron sistema político español, al que engañosamente dieron el apelativo de democrático, otorgaron excesivos poderes a los partidos nacionalistas, abiertamente enemigos del Estado en cual se iban a encuadrar. Esos poderes que se les otorgaron tan irreflexivamente han sido exprimidos hasta el límite por sus beneficiarios. Ni era justo que se les otorgaran ni es noble que sean utilizados. Es ingenuo suponer que lo ignoran.
Además de ese excesivo poder el PNV ha contado con la ayuda de ETA. La banda terrorista ha contribuido de forma palpable y notoria al amedrentamiento de la sociedad vasca. Quienes querían vivir en paz ya sabían por qué camino tenían que ir. No se trataba tan solo de ir a votar sabiendo que muchos ojos vigilaban qué papeleta se había escogido, sino que también había que hacer frente al día a día, a medir cada palabra, no vaya a ser que alguien comience a sospechar.
El PNV tiene miedo a que la gente se acostumbre a ser libre, a que pueda expresar sus pensamientos sin temor, a que a la hora de ir a votar escoja, a la vista de todos, la papeleta que se le antoje.
Pero tanto el PNV como ETA están de mala suerte. El libro Vidas rotas está en la calle, con gran éxito de venta, y con la seguridad de que será un libro de consulta en los tiempos venideros.
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