Diferente hubiera sido todo sin internet. En otros tiempos, la muerte de Orlando Zapata se hubiera silenciado y en el caso de que hubiera trascendido el régimen y sus simpatizantes no hubieran tenido ningún problema para hacerla pasar por lo que ellos quieren. Incluso, cabe la posibilidad de que los Castro lo hubiesen hecho sufrir mucho más antes de su muerte, para que sirviera de escarmiento.
Internet ha convertido lo que hasta hace era un problema menor en algo muy peligroso para los Castro. Ahora se cierne sobre ellos la inminente muerte de Guillermo Fariñas y previsiblemente muchos de sus simpatizantes más fervientes de los dictatoriales hermanos se verán obligados a condenar el crimen. Está por cómo logra soslayar Lula esa obligación moral. Puede que si hace la pirueta necesaria para evitar condenar al régimen cubano, sus seguidores brasileños se lo soporten, pero su crédito internacional se verá muy dañado.
Por su parte, Zapatero y Moratinos no tendrán más remedio que renunciar a las medias tintas. Moratinos está haciendo lo posible para evitar ese desenlace fatal, que le pondría entre la espada y la pared. Pero Miguel Ángel Moratinos tiene que comprender que el preso cubano empezó la huelga de hambre para pedir la libertad de los 26 presos políticos que están enfermos. En ese sentido deben dirigirse los esfuerzos de la Comunidad Internacional. Se le podría encargar a Lula que exigiese a Cuba la entrega de los 27, los 26 citados anteriormente más Guillermo Fariñas.
Se comprende que los poderosos quieran controlar internet, ya que puede generar iniciativas que les desborden y pongan en peligro sus designios. A algunas personas, como los Castro y quienes se les parecen, que son muchos en el mundo, aunque no todos presiden un país, no les gusta que algo se mueva sin su permiso. Internet viene a ser un gran contratiempo para ellos. Cuando muera Fariñas, un clamor contra los Castro recorrerá el mundo.
Internet ha convertido lo que hasta hace era un problema menor en algo muy peligroso para los Castro. Ahora se cierne sobre ellos la inminente muerte de Guillermo Fariñas y previsiblemente muchos de sus simpatizantes más fervientes de los dictatoriales hermanos se verán obligados a condenar el crimen. Está por cómo logra soslayar Lula esa obligación moral. Puede que si hace la pirueta necesaria para evitar condenar al régimen cubano, sus seguidores brasileños se lo soporten, pero su crédito internacional se verá muy dañado.
Por su parte, Zapatero y Moratinos no tendrán más remedio que renunciar a las medias tintas. Moratinos está haciendo lo posible para evitar ese desenlace fatal, que le pondría entre la espada y la pared. Pero Miguel Ángel Moratinos tiene que comprender que el preso cubano empezó la huelga de hambre para pedir la libertad de los 26 presos políticos que están enfermos. En ese sentido deben dirigirse los esfuerzos de la Comunidad Internacional. Se le podría encargar a Lula que exigiese a Cuba la entrega de los 27, los 26 citados anteriormente más Guillermo Fariñas.
Se comprende que los poderosos quieran controlar internet, ya que puede generar iniciativas que les desborden y pongan en peligro sus designios. A algunas personas, como los Castro y quienes se les parecen, que son muchos en el mundo, aunque no todos presiden un país, no les gusta que algo se mueva sin su permiso. Internet viene a ser un gran contratiempo para ellos. Cuando muera Fariñas, un clamor contra los Castro recorrerá el mundo.
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