Según una información difundida por El Periódico, la Casa Real y los sucesivos gobiernos españoles presionan a los deportistas de elite y a los personajes ilustres catalanes para que no hagan ostentación de su catalanidad en el extranjero, amenazándoles con retirarles las becas y los patrocinios si no atienden sus sugerencias.
Jordi Pujol es así, va a la suya, sin miramientos de ningún tipo. Podría haberse avergonzado, como ex presidente de la Generalidad de Cataluña, de aquellos catalanes que estando subvencionados por todos los ciudadanos españoles aprovechan sus salidas al extranjero para proclamar su odio a España. Pero es evidente que Jordi Pujol no se avergüenza de esto. Tampoco se avergüenza de que la Banca Catalana, que fundó él junto con su padre y alguno más, quebrara en su día. Habría que preguntar a los accionistas su opinión sobre el caso. Se presentó una querella contra los ex directivos de la entidad, entre los que lógicamente estaba el propio Jordi Pujol, y finalmente el sumario fue sobreseído por la Audiencia de Barcelona. La Audiencia dijo, no obstante, que se pudo llevar a cabo una gestión imprudente e incluso desastrosa. ¿Cómo que se pudo llevar a cabo? La cautela de la Audiencia es evidente.
Jordi Pujol es así. No tiene ningún reparo en afirmar lo que le conviene, sabiendo que hay un público dispuesto a tragarse lo que sea si lleva acompañado la palabra catalanidad. El respeto por sí mismo debería llevarle a explicar los detalles de cada caso, para que quienes le escuchen tengan suficiente elementos de juicio para sacar sus propias conclusiones. Lo que hace Jordi Pujol (y hay quien le considera inteligente, astuto, o avispado) es jugar sucio. Fomentar la deslealtad y el odio a España no es muy edificante y es dudoso que Jordi Pujol lo desconozca. Diríase que no ve la manera de conseguir sus propósitos en el caso de que se comporte como es debido.
Jordi Pujol es así, va a la suya, sin miramientos de ningún tipo. Podría haberse avergonzado, como ex presidente de la Generalidad de Cataluña, de aquellos catalanes que estando subvencionados por todos los ciudadanos españoles aprovechan sus salidas al extranjero para proclamar su odio a España. Pero es evidente que Jordi Pujol no se avergüenza de esto. Tampoco se avergüenza de que la Banca Catalana, que fundó él junto con su padre y alguno más, quebrara en su día. Habría que preguntar a los accionistas su opinión sobre el caso. Se presentó una querella contra los ex directivos de la entidad, entre los que lógicamente estaba el propio Jordi Pujol, y finalmente el sumario fue sobreseído por la Audiencia de Barcelona. La Audiencia dijo, no obstante, que se pudo llevar a cabo una gestión imprudente e incluso desastrosa. ¿Cómo que se pudo llevar a cabo? La cautela de la Audiencia es evidente.
Jordi Pujol es así. No tiene ningún reparo en afirmar lo que le conviene, sabiendo que hay un público dispuesto a tragarse lo que sea si lleva acompañado la palabra catalanidad. El respeto por sí mismo debería llevarle a explicar los detalles de cada caso, para que quienes le escuchen tengan suficiente elementos de juicio para sacar sus propias conclusiones. Lo que hace Jordi Pujol (y hay quien le considera inteligente, astuto, o avispado) es jugar sucio. Fomentar la deslealtad y el odio a España no es muy edificante y es dudoso que Jordi Pujol lo desconozca. Diríase que no ve la manera de conseguir sus propósitos en el caso de que se comporte como es debido.
2 comentarios:
Eso de lo que usted habla es la memoria histórica. Algo que no es ni historia y mucho menos memoria.
NORA, Pierre (dir.) (1984–1993), Les lieux de mémoire (Los lugares de la memoria)fue uno de los primeros historiógrafos que estudio el tema. Aunque la conducta no es nueva se trata de crear un pasado de oropeles luminosos sobre el que reivindicar una identidad. Entendiendo identidad no como la definición filosófica o matemática, sino en su acepción psicológica. A mi entender en psicología identidad es un atajo cerebral una coartada mental para justificar nuestros, actos. Bajo esa óptica Pujol es el paradigma español del siglo XX. Usa "la memoria histérica" con maestría y hasta con delicadeza. No hay que olvidar; que bajo la bendición de la identidad memoria histórica el hombre ha cometido los genocidios mas atroces las purgas Stalinistas o la solución final de Hitler.
El problema es que al final los pueblos terminan creyendo esas fantasías, hasta que alguien los saca de su sueño con violencia.
Como hizo a los griegos con Alejando Magno (Macedonio) O Tito (Tito Flavio Sabino Vespasiano) con los judíos.
Sic Transit gloria mundi.
Kasi (Federica)
No creo lo que afirma Pujol. A saber por qué motivo sale ahora con esto si estamos viendo cómo los catalanes tienen el terreno abonado para sus tropelias separatistas.
No tiene pies ni cabeza, es completamente absurdo. Y más cuando se niega a mencionar a esos supuestos "amenazados".
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