lunes, 5 de abril de 2010

Silvio Rodríguez hace el ridículo

Con el título “Preguntas de un trovador que sueña”, Silvio Rodríguez lanzó algunas preguntas a un mundo imperfecto, con clara intencionalidad de que sirvan para glorificar al sangriento régimen cubano. Acaba exigiendo respeto al semejante, cosa que ninguna dictadura puede cumplir.
Entre las preguntas del trovador hay una especialmente dirigida a Carlos Alberto Montaner, que éste contestó con rotundidad y elegancia, en un artículo publicado en Libertad Digital y recogido por Zoé Valdés y otros muchos. La respuesta de CAM ha merecido a su vez la iracunda contestación de SR, en la que, en lugar de ofrecer argumentos, se sale por la tangente. Y de nuevo él mismo se contradice, puesto que endilga, de modo gratuito, a Montaner el pecado de soberbia, cuando lo que hizo Montaner fue argumentar. Soberbia, la de Silvio Rodríguez, que se vale de lugares comunes e insidias. Miente también Silvio Rodríguez cuando dice hablar en nombre del pueblo y resulta que lo hace en nombre de los tiranos. Y exige a Montaner que respete al prójimo, cuando quien no lo respeta es él, ya que no argumenta, sino manipula; ya que no defiende al pueblo, sino a quien lo esclaviza; ya que no le importan las razones de quienes se ponen en huelga de hambre, sino los efectos que estas huelgas de hambre puedan tener en la tiranía que defiende.
Pero el ridículo mayor no procede de la pobre respuesta de Silvio Rodríguez, sino de la nota del editor que figura al pie, mediante la que se pretende desacreditar a Carlos Alberto Montaner. Esa nota del editor tiene toda la traza de haber sido escrita por gentes adictas a la dictadura de los Castro, que sólo pueden tener en cuenta sus simpatizantes. Con respecto a los demás, no puede tener otra intencionalidad que la de zaherir, pues ya se sabe de antemano que no va merecer ningún crédito. Llegar a estos extremos es tratar de infantil al público lector.

2 comentarios:

Leona catalana dijo...

No se puede esperar ninguna argumentación de quien apoye a una tiranía, sencillamente porque no existe razón que le asista.

Anónimo dijo...

Y pensar que me gustaba su música hace años para cuando vivíamos en tiempos de gobiernos poco democráticos. Ojalá que corrija su actitud y su proceder, pues da mal ejemplo.
AnnaTeres