Tenemos un gobierno que no vacila ante los indefensos, sean parados, pensionistas o funcionarios. En lo que se refiere al asesinato de José Couso, se arruga. Quien salga al extranjero ya sabe que en caso de que tenga problemas puede que el gobierno español le ayude y puede que no.
Con Marruecos, el gobierno español también se arruga. Tiene todo a favor, la historia y la legislación internacional, para exigir a la ONU que ponga en su sitio a Marruecos. La ONU (sus mandatarios se entiende), que se la cogía con papel de fumar para tratar con Franco, permite toda sería desmanes al brutal Mohamed, todo porque éste se lleva bien con Sarkozy y Obama. Pero por muy bien que se lleve con ellos la ley está por encima, y lo que la ley dice es que está ocupando ilegalmente el Sahara. Ilegal y brutalmente, con asesinatos, torturas y detenciones, que deberían calificarse como secuestros, incluidos. Y, ahora, envalentonado por la impunidad con que se mueve quiere dar una nueva vuelta de tuerca, exigiendo Ceuta y Melilla. Con toda la cara dura, además, exige que se investiguen los crímenes de la época colonial.
Lo que debería hacer la ONU es investigar los crímenes de la época actual en el territorio marroquí y sobre todo en el del Sahara, que ocupa ilegalmente. Crímenes y desmanes de todo tipo. El gobierno marroquí trata de vincular a los saharauis con Al Qaeda, pero hay que tener mala voluntad para creer lo que diga un gobierno terrorista que lo único que pretende es que le den carta blanca para proseguir con sus abusos.
Alguien del gobierno español, con autoridad y capacidad para sacar los colores a los mandamases mundiales, debería ir a la ONU y explicarles que ya está bien de consentirle todo al dictador marroquí. Habría que explicar a la ONU la historia de Marruecos, la de Ceuta y Melilla y la del Sahara. Permitiendo atropellos no se combate el terrorismo.
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