En la presentación de los equipos que han de disputar la Vuelta a Francia, los franceses han abucheado a Alberto Contador. Los franceses también aprovecharon el infame episodio del pepino, producto de la ineptitud de los políticos alemanes para alardear de que lo suyo es mejor. El nacionalismo es una plaga y los chovinistas franceses lo demuestran cada vez que tienen ocasión.
Cuando corría Bahamontes, Federico Martín Bahamontes, El Águila de Toledo, no solían poner finales en alto. Pero si llega a ser francés se las hubieran arreglado para que ganara una docena de Tours. Entonces no había cámaras siguiendo a los ciclistas, ni tanto control como en la actualidad, de modo que Jacques Anquetil, el que ganaba siempre, pudo subir alguna cuesta dentro de una furgoneta. No se puede asegurar, pero se sabe que los franceses siempre que pueden ayudan a los suyos.
Pidieron a Luis Ocaña que adoptara la nacionalidad francesa. Quizá contagiado por el chovinismo de los franceses, prefirió ser español.
Y ahora la toman con Alberto Contador. Sin vergüenza alguna. No captan el detalle. Alberto Contador acaba de ganar la Vuelta a Italia. Llega más cansado a la Vuelta a Francia que sus rivales para ganarla. Sabe que va a estar más controlado que todos. Y que los franceses desean cazarlo. Y ha ido. Los franceses sólo tienen ojos para apreciar lo suyo. Todo lo suyo es lo mejor del mundo. Quieren ser constructores de Europa y se puede adivinar que su método consiste en hacernos franceses a todos.
A Alberto Contador se le detectó una cantidad muy pequeña de clembuterol. Es la única prueba que hay contra él y es ilógico pensar que lo hiciera a propósito, pues ello no podía sino perjudicarle. No se puede saber cómo se introdujo esa sustancia en su organismo y dado que ni le ayudó ni le pudo ayudar a ganar nada, lo correcto, señores franceses, es creer en él. La Vuelta a Francia gana mucho con la presencia del gran corredor español. Los franceses deberían estarle agradecidos.
1 comentario:
Me encantan tus comentarios que resoplan simultaneamente realidad y etica, frescura y decencia, critica y docencia... simplemente genial.
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