A
raíz de cierta errata acaecida en un texto suyo, Jaime Campmany
dedicó uno de sus artículos a estas divertidas peripecias que
sucedían de vez en cuando el linotipista de turno cambiaba,
inadvertidamente, una letra por otra. Todas las que comentaba en el
citado artículo eran muy jugosas, pero en este caso conviene
recordar dos que hacían referencia al CGPJ y que reunió en una.
Según,
en el BOE había salido publicado algo referente al Conejo General
del Poder Judicial, y en otra ocasión la referencia fue al Consejo
General del Joder Judicial, y al juntar ambas erratas quedaba como
Conejo General del Joder Judicial.
Dejando
aparte las bromas, hay convenir en que si los jueces no son
totalmente independientes del poder no hay justicia, y si no hay
justicia tampoco hay democracia.
Conviene
en estos tiempos tan azarosos que vivimos y en los que tantos
sacrificios se piden a la gente de a pie, porque a las oligarquías
no se les puede pedir nada, que las cosas estén claras. Nada
calmaría más los ánimos en estos momentos que ver que los jueces,
con total independencia y abundancia de medios comenzaran a pedir
cuentas a quienes no las tuvieran claras. Eso de que surja un
escándalo tras otro y desaparezcan millones y más millones, sin
responsabilidades penales para nadie no encaja bien.
Hay
una propuesta muy acertada sobre la mesa, sin que los partidos
políticos quieran saber nada de ella, quizá porque temen las
consecuencias, que consiste en independizar totalmente la justicia.
Los socialistas se oponen, con el pretexto de que los jueces suelen
ser conservadores. Pero si se les da derecho a voto a los
funcionarios de justicia esta excusa se desvanece y tan sólo queda
en pie el miedo a la libertad de los jueces. Conviene tener en cuenta
que los funcionarios de justicia tienen mucha información sobre los
jueces, de modo que sus votos no serían ciegos.
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