Según
la wikipedia se llama Luis de Guindos y tiene un modo de hablar muy
curioso. Quizá sea habitual entre las gentes con las que trata
habitualmente, pero a mí me choca sobremanera. Ha dicho que en el
segundo semestre habrá un crecimiento negativo.
No
me imagino a Cela o a Borges, dos escritores sumamente exquisitos con
el lenguaje utilizando esa expresión. Ni a Shakespeare. En el caso
de que Don Quijote hubiera tenido que explicarle su significado a
Sancho Panza no hubiera podido emplear la palabra gilipollas, puesto
que no existía por aquel entonces.
No
termina ahí de Guindos. Habla de una desaceleración económica
global y a continuación de crecimiento plano. También se ha
mostrado convencido de que España puede “pegar” un salto
importante, ahora bien para ello ha de lograr el saneamiento de los
bancos, del sector inmobiliario y del “conjunto de la economía
española”.
Ya
dijo Zapatero que son muchos los españoles que podrían ser
presidentes del Gobierno, pero ahora resulta que también son muchos
los que podrían ser ministros de Economía.
Yo
también sabía que si los bancos y las inmobiliarias no hubieran
metido la pata España podría estar disputándole a Alemania la
primacía en el UE.
Pero
metieron la pata las inmobiliarias, los bancos, y sobre todo los
políticos de casi todos los partidos y ahora nos dicen a los pobres
que hemos vivido por encima de nuestras posibilidades y que hemos de
pagar.
Y
pagamos, claro. ¿Qué remedio nos queda? Si los impuestos fueran
voluntarios, y a la vista de lo que se hace con nuestro dinero, no
pagarían ni los propios políticos.
Pero
un modo muy fructífero de recaudar impuestos podría ser el de
imponer una multa a cada político que dijera una chorrada. Hay que
tener en cuenta que respetar el lenguaje es respetar a los demás, y
los políticos cobran sus sueldos de los demás.
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