Cuando
Zapatero decretó los primeros recortes, por orden de Merkel y de
Obama, sostuve en varios sitios, incluida la tertulia de radio en la
que participaba, que le habían dicho que ahorrara, pero sin
especificar dónde y que había optado por recortar al sector más
indefenso, cosa que habiendo tantos privilegios injustificables
resulta indecente.
Pues
la escalada sigue y Rajoy continúa por la senda iniciada por
Zapatero, haciendo sangre en los más desprotegidos y concediendo una
ventaja tras otra a los oligarcas, con la excusa de que éstos son
los que tienen que sacar las castañas del fuego. Lo que dicen las
noticias es diferente, la fuga de capitales de España alcanza sumas
exorbitantes.
Es
lógico que los oligarcas, entre los que está la casta política
española, actúen de este modo. Los que nos han sumido en la crisis
en modo alguno nos van a sacar de ella. Una cosa es que no se les
castigue más de lo que están dispuestos a soportar con los
impuestos, para que no se lleven más dinero aún y otra muy distinta
que se les den ventajas que van a utilizar en beneficio suyo
exclusivamente.
Pues
el gobierno de Rajoy no para de darles ventajas. Por ejemplo, la
contenida en el Real
Decreto-ley 20/2012, de 13 de julio, en el que, con lenguaje
que pretende ser trascendente, se comienza hablando de la recesión
como si hubiera caído del cielo y se continúa alegando que las
medidas tomadas por Zapatero fueron insuficientes, como excusa para
seguir profundizando en la concesión de ventajas a las oligarquías,
cosa que se concreta en la rebaja de las cotizaciones a la Seguridad
Social.
Mientras
tanto, ni se atisba la intención de reformar el sistema político
español, democratizándolo y subsanando aquellas cosas que se ve que
no funcionan. Los privilegios de casta son intocables para la casta
política.
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