Resulta
curioso que se diga a los trabajadores que hay que trabajar más,
porque la productividad española es muy baja, sin tener en cuenta
que el margen de actuación de los trabajadores es escaso, puesto que
dependen totalmente del organigrama al que están sujetos y que es el
que debe motivarles, organizarles, proporcionarles herramientas y
estrategias, y que luego resulte que es el Consejo de Administración
el que no se entera, salvo a la hora de cobrar, momento en el que sus
componentes ponen todos sus sentidos en el asunto.
José
Luis Olivas no dudó en destituir a Fernando García Checa de su
cargo de Director General de Bancaja, lo que prueba que ejercía el
poder sin titubeos. Sin embargo, en la Junta de Accionistas de marzo
de 2010, del Banco de Valencia, contestó equivocadamente a una
pregunta que se le hizo, quizá porque se le había hurtado
información, pero no sólo a él, sino a todo el Consejo. Este error
no había tenido consecuencias hasta que el FROB lo ha sacado a
relucir.
Es
decir, que desde marzo de 2010 hasta hoy el Consejo de Administración
no ha desempeñado correctamente sus funciones. Sus componentes,
encima, alegan en defensa propia, que no se enteraban, porque se les
ocultaba información. Lo que no se les podía ocultar era el dinero
a cobrar por no hacer nada.
Rato
tampoco se enteró, evidentemente, porque si se llega a enterar arma
la de Dios. Y si no se enteró no queda más que convenir que
propició el nacimiento de Bankia sin tener ni idea de dónde se
metía, confiando en que sus influencias y su poder le sacarían de
todos los atolladeros. A costa de quien fuera, claro,porque las cosas
las tiene que pagar alguien. Para eso estamos los de a pie, para
pagar y que las oligarquías vivan.
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