lunes, 14 de abril de 2008

Arguiñano, rojillo o payaso

Rafa Marí hizo una entrevista a Karlos Arguiñano, que fue publicada en el diario Las Provincias ayer domingo. En ella, el popular cocinero demuestra su profunda sapiencia nutricional. O sea, cuando el periodista le pregunta que en qué consiste comer bien, responde: “Comer bien no es comer mucho ni poco. Es comer variado.” Es decir, no es necesario leer los libros de Ana María Lajusticia, pongamos por caso, para tener una idea de los nutrientes que necesitamos y de cuáles podemos estar ingiriendo menos de lo necesario. Con comer variado basta. Y mucha fruta. ¿Cuánta será mucha?
Explicó Arguiñano que le preocupa mucho la creciente obesidad infantil. A lo mejor, Zapatero está perdiendo una oportunidad. Pretende ser el presidente que ha conseguido la igualdad y también podría ser el que ha frenado el crecimiento de la gordura infantil. Todo consistiría en crear un ministerio de la cosa y encargárselo a él.
En un momento de la entrevista, Rafa Marí dejó el trasteo vaporoso a un lado y fue directamente a lo concreto. Así que inquirió al personaje acerca de sus relaciones con el crítico gastronómico García Santos, con el que resultó que no se lleva nada bien. Los motivos aparecieron en la siguiente pregunta, cuando explicó que había escuchado por la radio que le catalogaba de payaso gastronómico, cosa que le dolió mucho.
El entrevistador cambió de tercio de nuevo y encaró otras cuestiones generales, del dominio del entrevistado, como la pelota vasca y los millones que derrocha el mundo del fútbol. Y a continuación, el periodista buscó otras cuestiones que dieran idea de cómo es el entrevistado. Así que aparecen en liza Rajoy, Zapatero e Ibarretxe. De los dos últimos dice que son buenas personas. Así de simples los quiere el Señor. La comida, variada; los políticos, buenas personas. De Rajoy no opina porque aunque ha ganado dinero sigue siendo rojillo. Rafa podría haber seguido preguntando y así, para ver cómo es de rojillo, haberle dado a elegir entre Zapatero e Ibarretxe; a continuación, entre éste y Otegi; podría haber preguntado si necesita escolta, si ha pagado alguna vez el impuesto revolucionario y si ha puesto publicidad de su restaurante en Gara. Podría haber preguntado esto, pero no debía, claro está. Tampoco hacía falta.

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