miércoles, 16 de abril de 2008

El derroche valenciano

Escribo avisando de que se nos incita a los valencianos, como parte de los Países Catalanes, a odiar a España y de que habiendo necesidades tan graves en Cataluña y en el mundo, el gobierno catalán malgasta mucho dinero en subvenciones indebidas y como respuesta me acusan de odiar a Valencia y me echan en cara la corrupción valenciana, supuesta o real.
Lo del odio cae por su base. Parece una prédica de hoy eso de endilgarle el auto odio a todo aquel que no sea nacionalista. En lo que se refiere a la corrupción, es evidente que perjudica a todos. Ojalá se sustanciaran pronto todos los casos que pudieran haber pendientes y se depuraran todas las responsabilidades. Pero la manipulación también forma parte de la corrupción y las subvenciones que otorga Cataluña a Eliseu Climent no pueden tener otra finalidad que ésa. Pero para manipulación la que señala
Baltasar Bueno. He aquí que quien la descubrió, el profesor Ubieto, tuvo que abandonar Valencia, puesto que llegó a temer por su vida.
También el gobierno valenciano derrocha dinero público, habiendo como hay tantas necesidades, tanta gente viviendo en la penuria. Lo derrocha con la fenicia AVL, totalmente innecesaria, puesto que podía haber optado por la valenciana
RACV o el catalán IEC. Cualquiera de estos dos nos hubiera resultado mucho más económico a los valencianos. Como también es corrupción que haya encargado a una comisión que analice los estudios sobre la reversión del Teatro Romano de Sagunto. La sentencia es clara e inequívoca y lo que procede es cumplir la ley. Sin el cumplimiento de las leyes no hay democracia. Desmoraliza a la sociedad que un grupo de destacados ciudadanos se preste a este juego. Conviene rescatar a Elena Negueroles de este grupo, puesto que supo desmarcarse del dictamen de sus compañeros del CVC; éstos parecen estar al servicio del gobierno valenciano y más concretamente del farisaico Camps, al emitir los dictámenes que más se acomodan a sus deseos.

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