sábado, 26 de abril de 2008

Moción en Mondragón

Probablemente no resulte ocioso recordar los antecedentes. Isaías Carrasco, que entonces era concejal de Mondragón, fue asesinado vilmente por ETA. Todos los asesinatos son viles, pero conviene recalcar la vileza de ETA, ya que se habla de Mondragón, en donde tiene tantos simpatizantes. Es obvio que Mariano Rajoy debía acudir a la capilla ardiente del ex concejal y allí fue en donde Patxi López le dijo: "No queremos volver a oír que traicionamos a las víctimas". No era el momento ni el lugar, pero hay quien no se detiene ante nada. No consta que a la vicepresidenta del gobierno le pareciera indigna la actitud de Patxi López. Quizá se deba a que las conexiones neuronales de De la Vega den como resultado que todo lo que hace alguien del PP está mal y todo lo que hace alguien del PSOE está bien. O puede que todo se deba a alguna medicina que, a lo mejor, toma la mayor parte de la clase política española.
En Mondragón, ETA tiene muchos simpatizantes, de modo que la vileza campa a sus anchas. Para ser simpatizante o militante del PP en Mondragón hay que tener madera de héroe. Para increpara a alguien del PP en Mondragón no es necesario armarse de valor, más bien de otra muy diferente. Ahora pretenden cebarse con Icíar Lamarin, pero son necesarios muchos pobres diablos para amilanar a quien está acostumbrada a batirse el cobre. Icíar Lamarin no se juega la vida cada día, viviendo como vive entre gente vil, para que luego le tomen el pelo con un pasteleo entre el PNV y el PSOE. Icíar Lamarin.
La vicepresidenta del gobierno ha dicho, componiendo un ademán firme y claramente enojado, que el comportamiento de Icíar Lamarin es indigno. El papel de la vicepresidenta del gobierno consiste en estrechar lazos con el PNV y aislar al PP. Para la vicepresidenta del gobierno, cuyo mayor mérito consiste en aguantarse la risa cada vez que habla, los electores son medios con los que pretende conseguir sus fines.

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