Creo que ya he dicho alguna vez que lo primero que leo en la prensa cada mañana es la columna de Manuel Alcántara. Fue hace unos días cuando se publicó en la prensa que Stephen Hawking había dicho que un día u otro habrá que buscar otro planeta para vivir y ponía como ejemplo a Colón. Cuando se publicó la noticia, comenté en privado, y en broma, que resulta curioso que el sabio inglés piense en salir pitando. Hoy Manuel Alcántara habla sobre esa noticia y yo también quiero hacerlo, aunque es imposible que me salga igual de bien.
Creo que Hawking pone de relieve dos cosas: La primera es que piensa que la vida vale la pena y la segunda que somos las personas las que la hacemos difícil. Pero quienes vayan a vivir a otro planeta llevarán consigo nuestros vicios, salvo que lleven a cabo una selección previa de la gente. Habría que determinar los requisitos con los que se tendría que hacer la selección. No sirve, por ejemplo, no tener antecedentes penales, puesto que las leyes humanas son imperfectas. Ni Ibarretxe ni Arzallus, por ejemplo, tienen antecedentes penales, pero no creo que fuera aconsejable dejarlos ir a un mundo en el que se pretende buscar el ideal de vida.
Stephen Hawking sabe que la vida, aun en las condiciones más extremas, merece la pena ser vivida, todo consiste en saber captar las cosas bellas y disponerse a disfrutarlas. Las cosas más bellas suelen estar en el alma humana, pero es que es ahí también en donde están las más horrendas. Esas pequeñas crueldades que se llevan a cabo sin que quien las hace ni siquiera se percate de ellas, señal inequívoca de bellaquería. La gente cuidadosa sí procura evitarlas.
De modo que el viaje al otro mundo está bien, pero los problemas que dificultan la vida en la Tierra tendrán que resolverse aquí. Llegará un momento en que conductas que ahora se tienen por normales y corrientes tendrán que ser desterradas, como han tenido que irlo siendo muchas de las que hubo en los primeros tiempos de la humanidad. Llegará un momento en que los individuos descuidados y sin empatía no podrán encontrar su sitio.
Creo que Hawking pone de relieve dos cosas: La primera es que piensa que la vida vale la pena y la segunda que somos las personas las que la hacemos difícil. Pero quienes vayan a vivir a otro planeta llevarán consigo nuestros vicios, salvo que lleven a cabo una selección previa de la gente. Habría que determinar los requisitos con los que se tendría que hacer la selección. No sirve, por ejemplo, no tener antecedentes penales, puesto que las leyes humanas son imperfectas. Ni Ibarretxe ni Arzallus, por ejemplo, tienen antecedentes penales, pero no creo que fuera aconsejable dejarlos ir a un mundo en el que se pretende buscar el ideal de vida.
Stephen Hawking sabe que la vida, aun en las condiciones más extremas, merece la pena ser vivida, todo consiste en saber captar las cosas bellas y disponerse a disfrutarlas. Las cosas más bellas suelen estar en el alma humana, pero es que es ahí también en donde están las más horrendas. Esas pequeñas crueldades que se llevan a cabo sin que quien las hace ni siquiera se percate de ellas, señal inequívoca de bellaquería. La gente cuidadosa sí procura evitarlas.
De modo que el viaje al otro mundo está bien, pero los problemas que dificultan la vida en la Tierra tendrán que resolverse aquí. Llegará un momento en que conductas que ahora se tienen por normales y corrientes tendrán que ser desterradas, como han tenido que irlo siendo muchas de las que hubo en los primeros tiempos de la humanidad. Llegará un momento en que los individuos descuidados y sin empatía no podrán encontrar su sitio.
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