Me referiré a los aspectos que en principio parecen positivos o negativos. Creo que el hecho de que el número de mujeres supere al de hombres es muy positivo. Son incuantificables los daños que ha sufrido la humanidad a causa del infame criterio de considerar a las mujeres de inferior condición a la de los hombres. La injusticia siempre perjudica a todos. ¿Qué cosas hubiera logrado Santa Teresa si ser mujer no hubiera sido una desventaja? ¿Cuánto sufrimiento se hubiera ahorrado la humanidad si no hubiera cometido este error? Es bueno que nos vayamos acostumbrando a ver las cosas de modo más igualitario.
También considero de modo positivo la salida de Narbona del gobierno. Al parecer, cree que ella es la única que tiene la verdad de las cosas y se niega a estudiar o debatir lo que plantean otros. O quizá se le pidió que adoptara esta actitud que, ahora, con la falta de agua que sufre Barcelona ya no sirve. Sea por lo que sea, ya no sigue y eso significa que habrá algún cambio en la política del agua.
También creo que es positivo que una mujer se encargue del ministerio de Defensa, aunque ignoro si la mujer concreta en la que ha recaído la responsabilidad es la más adecuada.
Caldera tampoco sigue, según él porque le han pedido que alumbre ideas en un nuevo sector. Lo más probable es que suba el recibo de la luz.
Sigue Magdalena Álvarez, a pesar de su catastrófica gestión anterior. Puesto que el electorado catalán, el más perjudicado, no se lo tuvo en cuenta, sigue en el cargo. Esto nos da idea de las intenciones del presidente, que probablemente no son las de favorecer a los ciudadanos, sino que sigue su propio guión, que tiende más bien al sectarismo.
Continúan también Soria y Bermejo; el primero es especialista en currículos y el segundo en exasperar al PP.
Hay ministros que han sido elegidos por ser catalanes, mientras que los valencianos lo han sido sin tener en cuenta su origen. No hay peligro de que monten un numerito para defender los intereses valencianos. Más bien, intentarán hacernos creer que están bien defendidos. O sea, que hemos de conformarnos con lo que caiga.
También considero de modo positivo la salida de Narbona del gobierno. Al parecer, cree que ella es la única que tiene la verdad de las cosas y se niega a estudiar o debatir lo que plantean otros. O quizá se le pidió que adoptara esta actitud que, ahora, con la falta de agua que sufre Barcelona ya no sirve. Sea por lo que sea, ya no sigue y eso significa que habrá algún cambio en la política del agua.
También creo que es positivo que una mujer se encargue del ministerio de Defensa, aunque ignoro si la mujer concreta en la que ha recaído la responsabilidad es la más adecuada.
Caldera tampoco sigue, según él porque le han pedido que alumbre ideas en un nuevo sector. Lo más probable es que suba el recibo de la luz.
Sigue Magdalena Álvarez, a pesar de su catastrófica gestión anterior. Puesto que el electorado catalán, el más perjudicado, no se lo tuvo en cuenta, sigue en el cargo. Esto nos da idea de las intenciones del presidente, que probablemente no son las de favorecer a los ciudadanos, sino que sigue su propio guión, que tiende más bien al sectarismo.
Continúan también Soria y Bermejo; el primero es especialista en currículos y el segundo en exasperar al PP.
Hay ministros que han sido elegidos por ser catalanes, mientras que los valencianos lo han sido sin tener en cuenta su origen. No hay peligro de que monten un numerito para defender los intereses valencianos. Más bien, intentarán hacernos creer que están bien defendidos. O sea, que hemos de conformarnos con lo que caiga.
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