Días atrás, en una información de El País se informaba de que Camps tiene por patanes a los componentes de la oposición, ya no recuerdo si a todos o sólo a los del PSPV. Al leerlo me sentí molesto, porque los diputados de la oposición también cobran su sueldo, o sea que deben hacer una labor.
Son muchas las veces en las que he criticado a Camps; a veces, por malgastar el dinero con la AVL; otras, por la mano dura con la que dirige el partido, puesto que no da idea de elegir a sus colaboradores pensando en el beneficio de los administrados, sino por la fidelidad a su persona.
Lo que no se me ocurrirá nunca es compararlo con Ibarretxe, como ha hecho el portavoz socialista. Pero es que no termina ahí la cosa; la síndica de Compromis dice que el único interés de los dos grandes partidos por las desalinizadoras o los trasvases es para enriquecerse con la construcción de las infraestructuras.
Ante semejantes muestras de talento, ya no queda más que lamentar no ya el sueldo que les pagamos entre todos a estos políticos, sino también la lujosa cafetería de la Cortes Valencianas, los aparcamientos de los diputados y todos los regalos que han ido llevándose por navidad.
No hay ni la más remota posibilidad de hilvanar algún parecido entre Camps e Ibarretxe o entre las actitudes de ambos. Es más, los socialistas valencianos, que tanto admiran a los catalanes, deberían aprender de ellos. Zapatero afirmó que mientras él fuera presidente no se haría el trasvase y Montilla dijo que lo haría por su cuenta, motivo por el cual los trasvases a Barcelona ya no se llaman trasvases, sino conducciones de agua, como muy bien explica, con su particular simpatía, la vicepresidenta del gobierno, la valenciana María Teresa Fernández de la Vega. Eso sí que es finura y amor por su tierra. Los valencianos deberíamos beber menos agua. Y no cultivar arroz.
Lo que ha dicho el portavoz del PSPV sí que es propio de patanes.
Son muchas las veces en las que he criticado a Camps; a veces, por malgastar el dinero con la AVL; otras, por la mano dura con la que dirige el partido, puesto que no da idea de elegir a sus colaboradores pensando en el beneficio de los administrados, sino por la fidelidad a su persona.
Lo que no se me ocurrirá nunca es compararlo con Ibarretxe, como ha hecho el portavoz socialista. Pero es que no termina ahí la cosa; la síndica de Compromis dice que el único interés de los dos grandes partidos por las desalinizadoras o los trasvases es para enriquecerse con la construcción de las infraestructuras.
Ante semejantes muestras de talento, ya no queda más que lamentar no ya el sueldo que les pagamos entre todos a estos políticos, sino también la lujosa cafetería de la Cortes Valencianas, los aparcamientos de los diputados y todos los regalos que han ido llevándose por navidad.
No hay ni la más remota posibilidad de hilvanar algún parecido entre Camps e Ibarretxe o entre las actitudes de ambos. Es más, los socialistas valencianos, que tanto admiran a los catalanes, deberían aprender de ellos. Zapatero afirmó que mientras él fuera presidente no se haría el trasvase y Montilla dijo que lo haría por su cuenta, motivo por el cual los trasvases a Barcelona ya no se llaman trasvases, sino conducciones de agua, como muy bien explica, con su particular simpatía, la vicepresidenta del gobierno, la valenciana María Teresa Fernández de la Vega. Eso sí que es finura y amor por su tierra. Los valencianos deberíamos beber menos agua. Y no cultivar arroz.
Lo que ha dicho el portavoz del PSPV sí que es propio de patanes.
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