lunes, 7 de abril de 2008

La soledad de Zapatero

Se ha comentado durante estos días la foto en la que Zapatero aparece solo, mientras un grupo de dirigentes cambia impresiones con Bush. Quizá sean las consecuencias de aquel gesto de Zapatero de permanecer sentado al paso de la bandera estadounidense y de la brusca retirada de Irak. Aznar no debió mandar las tropas a Irak, pero una vez allí quizá hubiera sido más conveniente respetar los acuerdos firmados. O pactar la retirada con el gobierno de Estados Unidos. Las consecuencias de esos gestos de Zapatero, tan rentables electoralmente, han acabado siendo desastrosas para todos. A esos gestos con Bush cabe añadir que el actual gobierno español ha tenido gestos amistosos con ciertos gobiernos, que han tenido la virtud de empeorar las cosas. Pronto va a cambiar el presidente de la primera potencia mundial, pero el nuevo tampoco va a regalar nada a España, aunque se espera que las relaciones mejoren algo.
Felipe González también comenzó su mandado lastrado por gestos sectarios (aquel “OTAN, de entrada no”), pero se la supo envainar. Tuvo que convocar un refrendo, que resultó algo estrambótico, pero que le sirvió para salir del paso. Luego tuvo la suerte de contar con Francisco Fernández Ordóñez, cuya actuación en la UCD fue harto discutible, pero que en el PSOE tuvo el campo abonado que necesitaba para hacer valer sus aptitudes. Es uno de los mejores ministros que ha tenido la democracia española hasta el momento y su labor al frente del Ministerio de Asuntos Exteriores hizo que España se situara en el concierto mundial en un lugar acorde con su importancia. La cuestión se vino a torcer cuando Aznar tuvo un ataque de soberbia y en su intento por mejorar la nota cometió la estupidez de mandar las tropas a Irak, en contra de la opinión de todos. Esta decisión hizo que empeoraran las relaciones de España con muchos países europeos. Luego, Zapatero se encargó de perder lo que se había ganado con Estados Unidos.

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