lunes, 17 de noviembre de 2008

La pestaña de Botín

Por mucho que grite un pobre alertando de que se está muriendo de hambre, no es probable que nadie le haga caso. No hay más que ver la cantidad de gente que pide ayuda a El Pocero y preguntarse por los motivos por los que recurre a él. En cambio, si a Botín se le mueve una pestaña, será una multitud la que tratará de interpretar el evento. Y lo mismo que con Botín ocurre con unos cuantos más. Sin embargo, viene a cuento citar al banquero porque no hace demasiado tiempo alardeaba de la gran cantidad de controles que tiene establecidos su banco.
A pesar de tantos controles, el Santander se ha visto obligado a hacer una gran ampliación de capital, en unas condiciones que no pueden ser del gusto de su presidente, tan acostumbrado a los grandes éxitos y espectaculares resultados. Eso da que pensar que los banqueros llaman el “gap comercial” no debe de ser pequeño. También cabe suponer que los demás bancos están mirando de reojo, pero sin perder detalle, lo que ocurre con esa ampliación. Deseos de hacer las suyas no deben de faltarles.
Los controles no sirven para mucho si no se puede contradecir a quien manda. De modo que ni los de los bancos y Cajas, ni el riguroso y severo Banco de España, ni el mismísimo Solbes, que hace unos pocos meses decía que no se podía prever la crisis, han sido capaces de advertir que no debía haber tanta diferencia entre los depósitos de los clientes y los créditos concedidos. Todos han ido consintiendo que el globo se hinchara más y más y a saber en qué momento tenían previsto decir basta, si es que lo tenían previsto.
Y ahora sería curioso conocer cuáles son los sueldos de todos esos que han estado soplando el globo sin cesar y los de quienes miraban impertérritos, desde la administración, esos soplidos. No es que les esté culpando de la crisis, sino que hago constar que hay otros que tienen menos culpa.

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