Adela Cortina, ha escrito un bello artículo hoy, en El País, titulado “Conciencia y calidad de la democracia”. Se refiere a la conciencia de los políticos y alerta contra el monolitismo. En su texto figura esta frase: “La Inquisición tuvo siglos para modelar el alma de un país atemorizado”. Si Adela Cortina lo dice así, es porque, al menos, en gran parte será verdad.
Pero tampoco conviene olvidar que la Inquisición ya desapareció hace tiempo, y partir de cierta edad no hay excusa para no pensar por cuenta propia. Ahí tenemos a Aído, desafiando con su “miembra” y con “eso no tiene base científica”, a la RAE y al mundo de la ciencia. Pero claro, ni la RAE ni el mundo de la ciencia le pagan el sueldo y ahí está el hilo con el que tirar del ovillo.
Algunos diputados han mostrado a veces su desacuerdo con los líderes de sus partidos, o con alguna medida que iban a tomar sus partidos, pero a la hora de votar se han plegado totalmente a lo que se les manda. Probablemente la Inquisición tiene poco que ver con esto. Ella dice: “Y si un hombre encuentra en sí la fuerza para obrar con conciencia, siente una alegría inmensa". Pero ocurre que ello en la política española no está permitido. Si uno de esos ingresa en un partido político español no pasa del primer peldaño.
Lo que ocurre es que lo que les va a los políticos españoles es el poder y no el deseo de servir a los ciudadanos. La política española no está configurada para estos últimos. Aquí, lo que priva es la dictadura de los partidos. Quienes alcanzan el poder dentro de ellos, ya no lo sueltan por las buenas. Y mantienen en posición de firmes a quienes tienen a sus órdenes.
Pero tampoco conviene olvidar que la Inquisición ya desapareció hace tiempo, y partir de cierta edad no hay excusa para no pensar por cuenta propia. Ahí tenemos a Aído, desafiando con su “miembra” y con “eso no tiene base científica”, a la RAE y al mundo de la ciencia. Pero claro, ni la RAE ni el mundo de la ciencia le pagan el sueldo y ahí está el hilo con el que tirar del ovillo.
Algunos diputados han mostrado a veces su desacuerdo con los líderes de sus partidos, o con alguna medida que iban a tomar sus partidos, pero a la hora de votar se han plegado totalmente a lo que se les manda. Probablemente la Inquisición tiene poco que ver con esto. Ella dice: “Y si un hombre encuentra en sí la fuerza para obrar con conciencia, siente una alegría inmensa". Pero ocurre que ello en la política española no está permitido. Si uno de esos ingresa en un partido político español no pasa del primer peldaño.
Lo que ocurre es que lo que les va a los políticos españoles es el poder y no el deseo de servir a los ciudadanos. La política española no está configurada para estos últimos. Aquí, lo que priva es la dictadura de los partidos. Quienes alcanzan el poder dentro de ellos, ya no lo sueltan por las buenas. Y mantienen en posición de firmes a quienes tienen a sus órdenes.
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