Pero domado por el partido. Ha escrito un artículo en Estrella Digital, titulado “El problema está en los bancos”, en el que carga estúpidamente contra la patronal, por no haberle proporcionado a Zapatero la coartada que le exigía. No me cabe ninguna duda de que la patronal ha dado más de un motivo para ser criticada. Pero resulta ridículo hacerlo en esta ocasión en la que debería haber comenzado por negarse a acudir a la Moncloa. A esa reunión deberían haber sido convocados los partidos políticos.
Borrell, sumisamente, da por buenas las tesis que interesan a la Moncloa, para disimular el rotundo fracaso gubernamental tras la supuesta cerrazón de la patronal. Con el mismo espíritu, se hace el tonto en lo que a los comienzos de la crisis se refiere, pasa por alto que cuando una gran cantidad de españoles ya habían caído en la ruina, Zapatero y sus obedientes ministros aún la negaban, por motivos electorales. Por esos mismos motivos electorales, Zapatero y sus ministros, en lugar de convocar a todos los demás partidos, para enfrentar la crisis entre todos, ha optado por endeudar a nuestros nietos.
A Borrell, en definitiva, tampoco le parece mal que Zapatero haya comprado, con el citado dinero de nuestros nietos, los votos de ERC. Es decir, Borrell no tiene una voz libre como Leguina. Por algo será.
Y cuando llega la hora de criticar a los bancos, según reza el título, se sale de España, para situarse en el más elevado plano europeo. Cuanto más lejos está el toro, más difícil es que le pille a uno. Pero los bancos y las cajas de España concedieron hipotecas a diestro y siniestro, sin que al Banco de España le pareciera mal. La burbuja inmobiliaria española no debería haberse producido. El gobierno no se dio cuenta en su momento y no actúa ahora como debe. A pagarlo, los pobres. Pero Borrell sabe quedar bien con Zapatero. Aquella caída de la balsa suya, años atrás, en el río de su pueblo, un accidente. Sabe mantenerse a flote.
Borrell, sumisamente, da por buenas las tesis que interesan a la Moncloa, para disimular el rotundo fracaso gubernamental tras la supuesta cerrazón de la patronal. Con el mismo espíritu, se hace el tonto en lo que a los comienzos de la crisis se refiere, pasa por alto que cuando una gran cantidad de españoles ya habían caído en la ruina, Zapatero y sus obedientes ministros aún la negaban, por motivos electorales. Por esos mismos motivos electorales, Zapatero y sus ministros, en lugar de convocar a todos los demás partidos, para enfrentar la crisis entre todos, ha optado por endeudar a nuestros nietos.
A Borrell, en definitiva, tampoco le parece mal que Zapatero haya comprado, con el citado dinero de nuestros nietos, los votos de ERC. Es decir, Borrell no tiene una voz libre como Leguina. Por algo será.
Y cuando llega la hora de criticar a los bancos, según reza el título, se sale de España, para situarse en el más elevado plano europeo. Cuanto más lejos está el toro, más difícil es que le pille a uno. Pero los bancos y las cajas de España concedieron hipotecas a diestro y siniestro, sin que al Banco de España le pareciera mal. La burbuja inmobiliaria española no debería haberse producido. El gobierno no se dio cuenta en su momento y no actúa ahora como debe. A pagarlo, los pobres. Pero Borrell sabe quedar bien con Zapatero. Aquella caída de la balsa suya, años atrás, en el río de su pueblo, un accidente. Sabe mantenerse a flote.
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