Esta frase, que tanto le habrá costado pronunciar a Gabilondo, debe escocer durante mucho tiempo a todos esos demagogos que cuando quieren contentar a la parroquia y de paso ganarse algún dinero extra sueltan un “Aznar” y enseguida se ganan el aplauso fácil y después de eso ya cuelan todo lo que quieren.
El fallo del Tribunal de Estrasburgo deja con las vergüenzas al aire a todos esos que, en tono solemne y cargados de suficiencia, han ido escribiendo artículos en contra de la ley, porque, alegaban que se había hecho en contra de un partido y que eso no es democrático. Con tal de contentar a sus lectores o seguidores, cerraban los ojos para no ver que la sociedad tiene que cerrar todas las puertas al crimen. Ernest Lluch hubiera querido el diálogo, llegó a decirse tras su asesinato.
En cierta ocasión unos individuos me pararon por la calle, como si a mí me regalaran el tiempo, pretendiendo conquistarme para su religión. Les advertí de que era imposible y ellos, mandíbulas cuadradas, gesto seguro, lanzaron una mirada a los libros que portaban y se mostraron seguros de que sí. Entonces les pregunté que si ocurría al revés y yo les convencía a ellos de otra cosa obrarían en consecuencia y entonces dijeron que no y se fueron. El diálogo ha de ser de igual a igual o no es. Entonces, la condición previa para dialogar con un asesino es que éste esté en la cárcel y que el diálogo comience por el asesinato. Si se consigue llegar a un acuerdo en este punto y el asesino reconoce que ha hecho mal y lo explica, se puede pasar al punto siguiente y así sucesivamente.
Pasar por alto los actos terroristas es dar ventajas a los etarras y a quienes se aprovechan de ellos. Por tanto, si se produjera algún tipo de conversación en estas condiciones, no sería diálogo, aunque se le llamase así.
El fallo del Tribunal de Estrasburgo deja con las vergüenzas al aire a todos esos que, en tono solemne y cargados de suficiencia, han ido escribiendo artículos en contra de la ley, porque, alegaban que se había hecho en contra de un partido y que eso no es democrático. Con tal de contentar a sus lectores o seguidores, cerraban los ojos para no ver que la sociedad tiene que cerrar todas las puertas al crimen. Ernest Lluch hubiera querido el diálogo, llegó a decirse tras su asesinato.
En cierta ocasión unos individuos me pararon por la calle, como si a mí me regalaran el tiempo, pretendiendo conquistarme para su religión. Les advertí de que era imposible y ellos, mandíbulas cuadradas, gesto seguro, lanzaron una mirada a los libros que portaban y se mostraron seguros de que sí. Entonces les pregunté que si ocurría al revés y yo les convencía a ellos de otra cosa obrarían en consecuencia y entonces dijeron que no y se fueron. El diálogo ha de ser de igual a igual o no es. Entonces, la condición previa para dialogar con un asesino es que éste esté en la cárcel y que el diálogo comience por el asesinato. Si se consigue llegar a un acuerdo en este punto y el asesino reconoce que ha hecho mal y lo explica, se puede pasar al punto siguiente y así sucesivamente.
Pasar por alto los actos terroristas es dar ventajas a los etarras y a quienes se aprovechan de ellos. Por tanto, si se produjera algún tipo de conversación en estas condiciones, no sería diálogo, aunque se le llamase así.
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