miércoles, 29 de julio de 2009

Por lealtad al partido

Presumía Luis Bárcenas de que a una temprana edad ya había ganado mucho dinero, pretendiendo que tal detalle sirviera como prueba de su inteligencia o habilidad. Pero esa inteligencia o habilidad no ha salido a relucir durante el tiempo en que el caso Gürtel está en los medios. Y para rematar la faena ha dicho que dimite por lealtad al partido y a Rajoy.
No debe lealtad a los ciudadanos, entonces, que son quienes realmente la pagan el sueldo. La inteligencia le habrá servido para ganar mucho dinero. No soy yo quien tiene que decir si lo ha hecho de forma legal o ilegal. Para lo que no le ha servido la inteligencia es para darse cuenta de la lealtad y la fidelidad se las debe a sus convicciones personales y son éstas las que le han de impedir que traicione al partido, a Rajoy y a los ciudadanos en general.
Cuando proclama su lealtad al partido y a Rajoy se entiende claramente que eso se debe a que le han nombrado para el cargo y lo mantienen en él. O sea que es una lealtad interesada y que en el momento en que no sea rentable, se termina. Así puede interpretarse que no le haya importado estar dañando a Rajoy y al partido al negarse a dimitir durante tanto tiempo. Lo ha hecho cuando ya no quedaba otra salida y el mal ya está hecho. Tampoco ha dimitido del todo, no lo ha hecho como senador, y pretende volver al cargo que ha abandonado. Es posible, incluso que se lo concedan, en esta dictadura de los partidos que padecemos cualquier disparate es posible. Un político debe estar preparado para abandonar el cargo en cuanto pasa a ser una carga para el partido, en cuyo caso también es una carga para los ciudadanos.

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