jueves, 2 de julio de 2009

Bárcenas-Fabra

Los partidos políticos españoles se rigen de tal forma que incluso ha desaparecido ya cualquier vestigio de disimulo. A estas alturas nadie puede desconocer que sólo los muy adictos al jefe pueden medrar en los partidos. A esto se debe que personajes como Leire Pajín y José Blanco (hay ejemplos en todos los partidos) hayan logrado escalar hasta los puestos que ocupan.
Y cabe suponer que, puesto que las cosas son de este modo, todos, en todos los partidos, han escarmentado en la cabeza de José Barrionuevo y, en la medida en que las circunstancias se lo permiten, tratan de cubrirse las espaldas. Sería bueno que los políticos se dieran cuenta de que es urgente hacer cambios y no permitan que sean los vientos de la historia los que los barran a ellos.
En el PP hay cosas que rozan el ridículo, puesto que dos personajes, Carlos Fabra y Luis Bárcenas tienen serios problemas con la justicia y, en lugar de dimitir, se enrocan en sus cargos. Con ello causan un daño enorme a su partido y de rebote a España, dado que a la ciudadanía no le queda otra opción que perder la fe en sus políticos a marchas forzadas.
Por lo que se ve, y dado el funcionamiento interno de los partidos no podía ser de otro modo, la política se ha convertido en una profesión. Los políticos no quieren servir a los ciudadanos sino encontrar un modo de vida. Si no fuera de este modo, tanto Carlos Fabra como Luis Bárcenas se hubieran apartado de la política para no perjudicar a su partido. El hecho de que dimitieran no significaría que reconocieran ninguna culpabilidad, sino que es al contrario, al aferrarse a sus cargos dan a entender que precisan del cobijo del partido. El egoísmo que ponen de manifiesto da idea de su debilidad.

No hay comentarios: