Estas palabras entrecomilladas, y por tanto textuales, se las atribuye el diario La Vanguardia a Carod Rovira. Demuestra con ello hasta qué punto le gusta confundir con tal de conseguir votos. Esa frase es una sandez que no resiste el más somero de los análisis.
La tierra ni se entera del idioma que hablan quienes la pisan, que son quienes merecen que se les tenga en cuenta. Es decir, que se atiendan sus necesidades y sus deseos. Pero quienes se pasan todo el tiempo criticando la dictadura y señalándola como origen de todos sus males luego tratan de conducir a los contribuyentes, como si constituyesen un rebaño, hacia donde estiman conveniente. Y todo con el propio dinero de los contribuyentes, que manejan como si fuera suyo.
Demuestra ser buen catalán quien quiere lo mejor para quienes viven en Cataluña, tratando de averiguar qué es lo mejor y señalando las cosas que le parecen mal, para que se les ponga remedio. Buen catalán es quien piensa en el futuro de los niños catalanes y busca lo mejor para ellos y no es buen catalán quien egoístamente sacrifica el futuro de esos mismos niños.
Buen catalán es el político que trata de aliviar la angustia de los catalanes a los que la crisis ha dejado sin medios de subsistencia y suprime todos los gastos que puede, para dedicar esos fondos a la creación de empleo. Mal catalán es el político que a pesar de la crisis en la que estamos inmersos, derrocha fondos escandalosamente.
Mal catalán es quien a pesar de que cobra su sueldo de los ciudadanos los insulta lanzándoles frases sin sentido, como si fuesen lelos, como si se tragasen cualquier cosa que se les eche. Ojalá el idioma catalán no resulte afectado por tanta tontería y sobreviva.
La tierra ni se entera del idioma que hablan quienes la pisan, que son quienes merecen que se les tenga en cuenta. Es decir, que se atiendan sus necesidades y sus deseos. Pero quienes se pasan todo el tiempo criticando la dictadura y señalándola como origen de todos sus males luego tratan de conducir a los contribuyentes, como si constituyesen un rebaño, hacia donde estiman conveniente. Y todo con el propio dinero de los contribuyentes, que manejan como si fuera suyo.
Demuestra ser buen catalán quien quiere lo mejor para quienes viven en Cataluña, tratando de averiguar qué es lo mejor y señalando las cosas que le parecen mal, para que se les ponga remedio. Buen catalán es quien piensa en el futuro de los niños catalanes y busca lo mejor para ellos y no es buen catalán quien egoístamente sacrifica el futuro de esos mismos niños.
Buen catalán es el político que trata de aliviar la angustia de los catalanes a los que la crisis ha dejado sin medios de subsistencia y suprime todos los gastos que puede, para dedicar esos fondos a la creación de empleo. Mal catalán es el político que a pesar de la crisis en la que estamos inmersos, derrocha fondos escandalosamente.
Mal catalán es quien a pesar de que cobra su sueldo de los ciudadanos los insulta lanzándoles frases sin sentido, como si fuesen lelos, como si se tragasen cualquier cosa que se les eche. Ojalá el idioma catalán no resulte afectado por tanta tontería y sobreviva.
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