Gerardo Díaz Ferrán ha concedido unas declaraciones en las que, entre otras cosas, afirma que se deberían bajar los salarios en, al menos, un uno por ciento. Y es que los trabajadores constituyen la parte débil del engranaje. Puede decirse que los trabajadores y los empresarios son elementos productivos del sistema. Y que todos los políticos y asesores que exceden del número necesario para que el sistema funcione son parásitos. Pero es más fácil proponer que se bajen los salarios que alegar que el mantenimiento de la clase política española nos sale muy caro.
Muchos trabajadores y muchos empresarios no se endeudaron, o se endeudaron poco, ni gastaron más de la cuenta en los años de la euforia. No son responsables, por tanto, de la crisis. Y sin comerlo ni beberlo, algunos de esos empresarios han visto como sus empresas se iban a pique y algunos de esos trabajadores han sido despedidos o han quedado en la calle porque las empresas en que trabajaban han quebrado. Y quienes desde sus concejalías de Urbanismo, con la aquiescencia de los líderes de sus partidos, han estado hinchando la burbuja inmobiliaria no han sufrido ningún castigo y hasta es posible que se tengan como víctimas.
No son ellos los únicos culpables, se les cita para dejar constancia de que es posible establecer una escala de responsabilidades con relación a la crisis. No es justo que se haga pagar más a quien menos culpa tiene. Hay muchos organismos públicos que habría que suprimir de inmediato y hay muchos grandes sueldos en las empresas que no deberían ser tan grandes, porque en bastantes casos quienes los perciben tienen bastante responsabilidad en la crisis. Eso de decir lo que conviene y callar lo que interesa, sobre todo en tiempos difíciles, puede llevar a callejones sin salida.
Muchos trabajadores y muchos empresarios no se endeudaron, o se endeudaron poco, ni gastaron más de la cuenta en los años de la euforia. No son responsables, por tanto, de la crisis. Y sin comerlo ni beberlo, algunos de esos empresarios han visto como sus empresas se iban a pique y algunos de esos trabajadores han sido despedidos o han quedado en la calle porque las empresas en que trabajaban han quebrado. Y quienes desde sus concejalías de Urbanismo, con la aquiescencia de los líderes de sus partidos, han estado hinchando la burbuja inmobiliaria no han sufrido ningún castigo y hasta es posible que se tengan como víctimas.
No son ellos los únicos culpables, se les cita para dejar constancia de que es posible establecer una escala de responsabilidades con relación a la crisis. No es justo que se haga pagar más a quien menos culpa tiene. Hay muchos organismos públicos que habría que suprimir de inmediato y hay muchos grandes sueldos en las empresas que no deberían ser tan grandes, porque en bastantes casos quienes los perciben tienen bastante responsabilidad en la crisis. Eso de decir lo que conviene y callar lo que interesa, sobre todo en tiempos difíciles, puede llevar a callejones sin salida.
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