Tenemos un gobierno tan disparatado que puede considerarse milagroso que todavía no se haya hundido del todo España. Pero no conviene cantar victoria, todo se andará. Mientras Alemania y Francia comienzan a salir de la recesión, en el caso español todo son dudas y temores. Demasiadas viviendas por vender conforman el panorama. Como es natural, nadie se ha hecho responsable de que se hayan construido tantas. Incluso Carod, ese irresponsable derrochador, habla de gasto responsable.
Y como Carod, los demás. Nosotros estamos mal y además asustados. Pero nuestros políticos todo lo hacen bien y no temen el futuro. Volviendo a la situación política española, la prueba concluyente de que el nivel ya ha bajado demasiado la proporciona el hecho de que Leire Pajín no se ve como sustituta de Zapatero. El simple hecho de que se lo haya podido plantear es suficientemente elocuente.
¿Y cómo es que un gobierno tan desastroso esté durando tanto? Obviamente, hay que fijarse en la oposición. Tras el 11-M, Mayor Oreja dijo las siguientes palabras: "esta acción, este atentado, sólo se ha producido con un objetivo determinado, que era destruir el gobierno del Partido Popular". Se olvidó por completo de las víctimas, poniendo de manifiesto que lo único que le importaba era conservar el poder. Durante toda la primera, y desastrosa, legislatura de Zapatero, prólogo de esta segunda, todavía peor, el PP, la leal oposición, siguió este mismo esquema: el poder era suyo y se lo habían quitado alevosamente. A los ciudadanos que les parta un rayo.
Ahora estamos en esa segunda y catastrófica legislatura (no sabe la Unión Europea lo que le espera con el acontecimiento planetario) y la leal oposición dice: es que nos espían. Claro, si los espían no pueden preocuparse por los problemas de los ciudadanos. No vaya a ser que les intercepten una conversación en la que hablen de cómo crear cientos de miles de puestos de trabajo y les roben la idea.
Y como Carod, los demás. Nosotros estamos mal y además asustados. Pero nuestros políticos todo lo hacen bien y no temen el futuro. Volviendo a la situación política española, la prueba concluyente de que el nivel ya ha bajado demasiado la proporciona el hecho de que Leire Pajín no se ve como sustituta de Zapatero. El simple hecho de que se lo haya podido plantear es suficientemente elocuente.
¿Y cómo es que un gobierno tan desastroso esté durando tanto? Obviamente, hay que fijarse en la oposición. Tras el 11-M, Mayor Oreja dijo las siguientes palabras: "esta acción, este atentado, sólo se ha producido con un objetivo determinado, que era destruir el gobierno del Partido Popular". Se olvidó por completo de las víctimas, poniendo de manifiesto que lo único que le importaba era conservar el poder. Durante toda la primera, y desastrosa, legislatura de Zapatero, prólogo de esta segunda, todavía peor, el PP, la leal oposición, siguió este mismo esquema: el poder era suyo y se lo habían quitado alevosamente. A los ciudadanos que les parta un rayo.
Ahora estamos en esa segunda y catastrófica legislatura (no sabe la Unión Europea lo que le espera con el acontecimiento planetario) y la leal oposición dice: es que nos espían. Claro, si los espían no pueden preocuparse por los problemas de los ciudadanos. No vaya a ser que les intercepten una conversación en la que hablen de cómo crear cientos de miles de puestos de trabajo y les roben la idea.
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