No me extrañaría nada que fuera cierto lo que dice Cospedal, dada la actual forma de hacer política en España. Pero si no lo puede probar, no debería haberlo dicho, por muy segura que esté. Y si lo puede probar, debería haber puesto una denuncia.
María Dolores de Cospedal, aunque tenga el futuro bien asegurado, como todos los políticos, debería saber que gran parte del país está angustiada o ha perdido toda esperanza. La crisis, que no afecta a la clase política, se ha llevado muchas cosas por delante, y los políticos, en lugar de intentar solucionar los problemas, se dedican a pelearse entre ellos. Hay una lucha brutal entre los partidos, en la que se busca abiertamente la aniquilación del contrario.
Ramón Tamames, en su libro ‘Para salir de la crisis global’, hace unas propuestas con mucho sentido común. Lo que ocurre es que para llevarlas a cabo es necesario el consenso entre, al menos, los dos grandes partidos. Se sabía ya que al PSOE de Zapatero no le interesa el consenso y desde el principio ha ido sentando las bases para hacerlo imposible. Pero es que el PP tampoco quiere ese consenso, por lo que se va viendo, responde a las pedradas con otras pedradas.
Por su parte, muchos ciudadanos, inducidos por unos o por otros, están enfrascados en la divertida tarea de buscar la paja en el ojo de los rivales políticos, sin caer en la cuenta u olvidando que nos estamos gastando el dinero de nuestros nietos, bisnietos o tataranietos. Si en una situación tan grave como la de ahora, los políticos no saben olvidar sus apetencias, para tratar de solucionar la angustia en la que está inmersa tanta gente es que definitivamente carecen de sensibilidad. Piden responsabilidad, serenidad y no sé cuántas cosas más. Pues que se apliquen el cuento.
María Dolores de Cospedal, aunque tenga el futuro bien asegurado, como todos los políticos, debería saber que gran parte del país está angustiada o ha perdido toda esperanza. La crisis, que no afecta a la clase política, se ha llevado muchas cosas por delante, y los políticos, en lugar de intentar solucionar los problemas, se dedican a pelearse entre ellos. Hay una lucha brutal entre los partidos, en la que se busca abiertamente la aniquilación del contrario.
Ramón Tamames, en su libro ‘Para salir de la crisis global’, hace unas propuestas con mucho sentido común. Lo que ocurre es que para llevarlas a cabo es necesario el consenso entre, al menos, los dos grandes partidos. Se sabía ya que al PSOE de Zapatero no le interesa el consenso y desde el principio ha ido sentando las bases para hacerlo imposible. Pero es que el PP tampoco quiere ese consenso, por lo que se va viendo, responde a las pedradas con otras pedradas.
Por su parte, muchos ciudadanos, inducidos por unos o por otros, están enfrascados en la divertida tarea de buscar la paja en el ojo de los rivales políticos, sin caer en la cuenta u olvidando que nos estamos gastando el dinero de nuestros nietos, bisnietos o tataranietos. Si en una situación tan grave como la de ahora, los políticos no saben olvidar sus apetencias, para tratar de solucionar la angustia en la que está inmersa tanta gente es que definitivamente carecen de sensibilidad. Piden responsabilidad, serenidad y no sé cuántas cosas más. Pues que se apliquen el cuento.
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