domingo, 23 de agosto de 2009

El Dr. Cavadas

En una de las fotos que ha publicado la prensa estos días aparece el Dr. Cavadas con el consejero de Sanidad valenciano, Manuel Cervera. Cavadas está en una actitud normal, mientras que a Cervera se le nota tratando de hincharse, como un pavo real, para estar a la altura.
El empeño presenta alguna dificultad, porque mientras Cavadas ha llegado a lo que es por sí mismo, Cervera debe su cargo a quien lo ha nombrado. El divismo no tiene razón de ser en la política, esa es una lección que deberían aprender todos. Los políticos administran dinero público y su función es la de estar al servicio de los ciudadanos, no por encima de ellos.
En lo que respecta al trasplante de cara, en algunos de sus aspectos pionero en el mundo, Cavadas ha hecho su labor de forma impecable. Sin embargo, se ha deslizado algún error a la hora de salvaguardar las identidades de los implicados. No se puede exigir a nadie que lo haga todo bien, después de preocuparse por todos los detalles para que el trasplante saliera bien, un médico no tiene el porqué saber que a partir de un número mínimo de datos los periodistas pueden averiguar muchas cosas. Alguien debió preocuparse por los detalles burocráticos del caso y explicar a quienes debían comparecer ante la opinión pública qué datos se podían dar y qué había que callar.
Es evidente que si Cavadas ha llegado hasta donde está es porque goza de condiciones especiales, pero también es cierto que ha dado suficientes muestras de altruismo. Si la naturaleza ha sido generosa con él en este aspecto, ha sabido corresponder. Otros que también han sido agraciados, se muestran mucho más egoístas, incluso algunos hacen la pelota descaradamente al poder, con la evidente finalidad de lograr aún más beneficios.
Hoy por hoy, el Dr. Cavadas es una garantía.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Da gusto saber que siempre hay personas involucradas en asuntos públicos, que no solo se caracterizan por su eficiencia profesional sino también por esos gestos proactivos al prójimo.
Si bien es cierto todo personal que tiene rango público debe siempre centralizar su accionar en el bienestar de los ciudadanos y del bien común, su ética y valores como eje de su vida, nos brindan seguridad en su proceder. Que sigan así los más honestos.