La carta destacada de hoy de El Periódico es una titulada ‘Las enfermedades invisibles y olvidadas’, en la que se refiere concretamente al síndrome de fatiga crónica, sobre la que dice que la ciencia ya ha proporcionado avances que no deberían ser olvidadas por las autoridades sanitarias. Lo cierto es que las enfermedades que afectan a poca gente no tienen más interés que el humano.
Las industrias farmacéuticas, lógicamente, tienen más interés por las enfermedades multitudinarias, que son las que les pueden dar beneficios. Pero en quienes tenemos depositada la confianza los ciudadanos es en los políticos. Ellos son quienes deberían arbitrar las medidas para que ninguna enfermedad se quedara sin investigar. Sin embargo, lo que dan a entender los políticos españoles con su actitud es que el orden de sus prioridades es el siguiente: El afán por subirse el sueldo y garantizarse el futuro ocupa el primer lugar. El segundo lugar de su interés corresponde al gusto de llamarse corruptos unos a otros. Cabe pensar que esas dos actividades deben de ser agotadoras, puesto que poco más se ve que hagan, salvo a algún diputado al aún le quedan fuerzas para protestar porque alguien les ha llamado parásitos.
Los políticos suelen ser muy hábiles haciendo propaganda, eso sí. Por ejemplo, la que hacen para animar a la gente a dar sangre. Es muy tentadora. Pero ellos parecen estar inmunizados para esta clase de tentaciones. Yo suelo dar sangre siempre tengo tiempo, este año he conseguido ir todos los meses. Nunca jamás he coincidido con un político y no será porque hay pocos de ellos en Valencia, por lo que estadísticamente es difícil. Lo que ocurre, probablemente, es que no van. Ellos tienen cosas muy importantes en qué pensar. Por eso, están bien cartas como la citada, para recordarles que hay gente que sufre y que precisa que se le preste atención y apoyo.
Las industrias farmacéuticas, lógicamente, tienen más interés por las enfermedades multitudinarias, que son las que les pueden dar beneficios. Pero en quienes tenemos depositada la confianza los ciudadanos es en los políticos. Ellos son quienes deberían arbitrar las medidas para que ninguna enfermedad se quedara sin investigar. Sin embargo, lo que dan a entender los políticos españoles con su actitud es que el orden de sus prioridades es el siguiente: El afán por subirse el sueldo y garantizarse el futuro ocupa el primer lugar. El segundo lugar de su interés corresponde al gusto de llamarse corruptos unos a otros. Cabe pensar que esas dos actividades deben de ser agotadoras, puesto que poco más se ve que hagan, salvo a algún diputado al aún le quedan fuerzas para protestar porque alguien les ha llamado parásitos.
Los políticos suelen ser muy hábiles haciendo propaganda, eso sí. Por ejemplo, la que hacen para animar a la gente a dar sangre. Es muy tentadora. Pero ellos parecen estar inmunizados para esta clase de tentaciones. Yo suelo dar sangre siempre tengo tiempo, este año he conseguido ir todos los meses. Nunca jamás he coincidido con un político y no será porque hay pocos de ellos en Valencia, por lo que estadísticamente es difícil. Lo que ocurre, probablemente, es que no van. Ellos tienen cosas muy importantes en qué pensar. Por eso, están bien cartas como la citada, para recordarles que hay gente que sufre y que precisa que se le preste atención y apoyo.
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